Parte 2
Continuamos desarrollando el tema del manejo de las relaciones, tema que en todo momento está en nuestras vidas, pues es casi imposible no vincularnos con alguna persona.
En el artículo anterior tratamos la relación con nosotros mismos y en esta segunda parte veremos el tema relacionado con la familia.
La relación padres-hijos
Los padres, son una parte muy importante de nuestra vida. En los primeros días de nuestra existencia es donde se conforma nuestra personalidad, y muchos de los valores que tenemos, provienen de nuestros padres.
La Biblia nos dice: "Hijos, obedezcan a sus padres por amor al Señor porque esto es justo. El primer mandamiento que contiene una promesa es éste: "Honra a tu padre y a tu madre, para que seas feliz y vivas una larga vida en la tierra" (Efesios 6:1-3).
La buena relación con nuestros padres depende de las dos partes. Que ellos cumplan con sus responsabilidades como padres, y nosotros, como hijos, los reconozcamos como tales y les demos el respeto que merecen. Ellos tienen la autoridad para educarnos y también para corregimos, y aceptar esta ley de Dios, es el principio para una vida feliz.
Los hijos aprenden de sus padres, pero los padres pueden también aprender de sus hijos. Esta es la dinámica de la vida en familia: que todos se ayuden entre sí en la medida de sus posibilidades. La responsabilidad principal para lograr este ambiente de ayuda mutua recae en los padres.
La relación con la pareja
Para relacionarnos bien como pareja, necesitamos comprender que la vida juntos no es fácil. La mayoría de los problemas de relación que surgen en la pareja, y entre ellos la crianza de los hijos, se deben a la falta de comunicación y de común acuerdo entre la pareja. La comunicación es un proceso que necesita de un esfuerzo constante para mejorarla. Es crucial el entendimiento mutuo y aceptar que en la relación se transitará por diversas etapas, y que cada una de ellas será un desafío; sin embargo, conversando en respeto, atender las necesidades de cada uno, poner el egoísmo y el orgullo a un lado, y reconocer que ambos son seres humanos con sueños, fallas y maravillosos talentos, contribuirán a un mejor manejo de la relación.
La relación entre hermanos
A través de la convivencia en familia es como aprendemos a relacionarnos con nuestros semejantes. Con nuestra familia aprendemos a dar nuestros primeros pasos en lo que a relaciones humanas se refiere.
La relación entre hermanos no siempre es armoniosa. A menudo se dan cuestiones de envidia, pelea, preferencias, murmuración, discusión, querer tener más o ser más que el otro, mirar los errores del otro y no ver los propios, etc. Estos mismos problemas los encontraremos también fuera de nuestro hogar, pero tratar de superarlos primeramente en casa, será de gran ayuda para nuestra vida de relaciones. Para solucionar estos conflictos fraternales, es importante no dar lugar al odio sino tratar de razonar con nuestro hermano. No vengarse, ni guardar rencor, sino amarlo de corazón.
Todos sabemos que relacionarnos con los demás puede ser difícil. Con algunos nos llevamos mejor que con otros, sin embargo, las fricciones no deben ser un obstáculo para pulir cada día nuestra forma de tratar con otros y cómo responder ante las fallas de convivencia de los demás.
En la próxima publicación veremos más sobre este importante tema.
Fuente: folleto Manejando las Relaciones (CPTLN)
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