En busca de la auténtica Navidad
- Cristo para Todas Las Naciones
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En busca de la auténtica Navidad Pero, ¿qué motivos tenemos hoy para celebrar la Navidad? ¿De dónde surgió esta celebración? Para muchos, la Navidad se ha transformado en una celebración cuyo origen desconocen. Lo que hoy rodea a esta fiesta tiene poca relación con aquello que le diera origen. La Navidad evoca una historia tan maravillosa en su origen, que merece ser redescubierta. Por diferentes razones, esa historia fue quedando oculta entre ritos, costumbres, imágenes y productos cuyos intereses están lejos de su esencia.
¿Qué debería saber de la Navidad que todavía no sé? ¿Cuál es la verdadera historia de la Navidad? La Navidad es una de las grandes celebraciones de la iglesia cristiana, junto con la Pascua de Resurrección y Pentecostés. Lo que sucedió en la primera Navidad es una parte clave de la historia de Jesucristo, el Mesías. Los principales credos de la iglesia confiesan que Jesucristo, el Hijo de Dios, fue concebido por obra del Espíritu Santo y nació de la virgen María. Es posible que, para muchos, estos detalles suenen muy raros.
La regla es que los niños nazcan de otra manera. Cada niño que viene al mundo se origina de la unión de las células de sus progenitores. Y si algún niño es considerado ‘hijo de Dios’, nadie diría que es “el Hijo” de Dios. Además, para concebir una mujer no puede ser virgen. Si concibió, es porque ha dejado de serlo.
O bien a los cristianos nos encanta creer en cosas raras, o bien la Navidad hace referencia a algo realmente extraordinario. Y de eso se trata: ¡la Navidad es un evento absolutamente extraordinario! Tan extraordinario, que para buena parte del mundo el tiempo se ha dividido en dos a partir de ese acontecimiento: antes y después de Cristo. Antes y después de la primera Navidad. Algo tan extraordinario, que millones de personas alrededor del mundo estamos dispuestos a celebrarlo, año tras año, con devoción, con profunda reflexión en lo que Dios produjo en aquella primera Navidad, y lo que ese evento significa para nosotros hoy, aquí y ahora.

De la paja del pesebre al madero de la cruz
A pesar de su importancia, la Navidad no fue la celebración más importante de los cristianos durante los primeros siglos de la iglesia, sino que el primer foco festivo estuvo centrado en el evento pascual: la muerte y la resurrección de Jesús. Los cristianos eran conscientes que en ese suceso se había definido su destino temporal y eterno. La cruz y la tumba vacía habrían de ser, finalmente, el centro de gravedad por excelencia en la historia de salvación, y el clímax del relato bíblico. Porque sin ellos, todo lo demás carece de sentido. Sin embargo, la encarnación (nacimiento) y la pasión (sufrimiento y muerte) de Jesús, se corresponden mutuamente.
El pesebre ya va proyectando la sombra la de cruz. Ambos símbolos se entrelazan como parte del mismo plan. La cruz no sería posible si el Hijo de Dios no hubiese recibido un cuerpo humano para ser clavado en ella. Y sin la cruz, el pesebre sería un símbolo intrascendente. La Navidad celebra un nacimiento, pero esconde entre sus pliegues una muerte redentora. La lectura de los evangelios nos revela que el destino de ese Niño será el de una gloria incomparable, pero una gloria que viene a través de su sufrimiento y su cruz. Jesús vino para ser rey, pero su reinado sería desde la cruz. Así lo habría de revelar, de manera irónica, el cartel que Poncio Pilatos colocó sobre su cabeza en el Calvario.
El teólogo Martín Lutero, a la luz de toda la obra redentora de Jesucristo, reflexiona en un sermón de Navidad basado en Isaías 9: “[Jesús] es el niño que nos lleva sobre sus hombros a ti y a mí, con todos nuestros pecados, miserias y dolores. Y esto lo hizo no solamente mientras vivió aquí en la tierra, sino que lo sigue haciendo hasta el día de hoy, por medio de la palabra del evangelio. Con lo que Isaías nos dice acerca del niño Jesús, nos enseña al mismo tiempo a discernir correctamente entre el reino espiritual y el reino corporal. El reino corporal es aquel en que los súbditos somos los que tenemos que llevar al soberano o rey… El reino espiritual, en cambio, es aquel en que el rey mismo nos lleva a nosotros”.
El sacrificio de Jesús en la cruz es lo que completa el cuadro de la salvación que se despliega en Navidad. Visto desde la cruz, el pesebre cobra su verdadera dimensión. La celebración de la Navidad no puede agotarse en un concierto de buenos deseos, lindas palabras, pensamientos positivos, optimismo sin fundamento. En muchos casos la Navidad se ha transformado en algo vacío, con adornos que no adornan y luces que ya no iluminan. Muchos se esfuerzan en darle algún sentido a las fiestas, pero lo que prevalece es el sabor a nada.
La Navidad—la Navidad de Dios—ha de traer a nuestra conciencia la necesidad de la encarnación: por qué era necesario que el Hijo de Dios se hiciera hombre. Fue nuestro pecado, maldad, egoísmo y falta de amor, lo que hizo necesaria semejante entrega y renuncia. La Navidad jamás va a tener sentido si seguimos pensando que los problemas del mundo son culpa de los demás… y no somos capaces de mirar en nuestro propio corazón y ver nuestras propias debilidades, nuestra inclinación a lo malo, nuestras ansias de poder, la forma de abrirnos camino sin tomar en cuenta a Dios y su voluntad.
Pero Jesús sigue viniendo, y cada Navidad nos presenta una nueva oportunidad para un encuentro transformador y salvador con ese Niño Rey. Y Jesús, como dice Lutero, está sobre todo en la Palabra del Evangelio. Una Palabra que le fue encomendada a la iglesia y que se proclama en el mundo entero. Una Palabra que estamos invitados a oír con devoción y compartir con convicción. “Navidad”, este año, puede rimar con “oportunidad”.
¿Cómo has celebrado hasta ahora la Navidad? ¿Qué ha significado la Navidad para ti? ¿Qué te ha desilusionado de tus navidades anteriores? ¿Cómo has tratado de encontrarle sentido? ¿Qué significa el niño Jesús para ti? ¿Con qué Navidad has soñado? ¿Cómo te gustaría celebrar la próxima Navidad? Sean cuales sean tus experiencias con respecto a la celebración de la Navidad, hoy queremos ayudarte a hacer de tu próxima Navidad, una mejor Navidad.
Prof. Antonio R. Schimpf
Cristo Para Todas Las Naciones / extracto del folleto "El sabor de la Navidad", © 2015 CPTLN.
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