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Enfrentando la timidez

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La timidez es una mezcla de temor e impotencia ante las demás personas; un miedo al “qué dirán”. Algunas veces la timidez se da en personas que han crecido en un ambiente familiar donde han sido mimadas y protegidas. Y en otras ocasiones es lo opuesto, un ambiente familiar autoritario y descalificador produce personas tímidas.


Por lo general se relaciona con el contacto social. Hay muchas situaciones en las que la persona sufre con el contacto humano: encontrarse a solas con alguien en el ascensor, hacer una pregunta en público, efectuar un reclamo en un restaurante, devolver una prenda en un comercio, iniciar una relación amorosa. Ahora bien, ciertos niveles de timidez pueden incluso resultar atractivos porque despiertan en los demás sentimientos de ternura, ante la manifiesta debilidad y necesidad de protección que emana de la persona tímida. Sin embargo, en muchos casos la timidez se convierte en un padecimiento.


No siempre es un problema, sin embargo, llega a serlo cuando es excesiva y conduce a un círculo vicioso: los sentimientos de angustia, ansiedad e incomodidad son tan fuertes que alteran el estado mental entorpeciendo el comportamiento delante de la gente. Esto agrava las situaciones, aumentando los sentimientos negativos y tornando traumáticas las experiencias. Si no rompe esta dinámica de relacionamiento, crece el círculo vicioso dificultando las relaciones y produciendo cada vez más daño.


¿Cuándo puede considerarse que la timidez es perjudicial? La señal de alarma es el sufrimiento. Cuando el temor al contacto con los demás produce angustia, desestabiliza y perjudica a la persona en sus relaciones familiares, amistosas y laborales, hay que intervenir. Es decir, cuando el bienestar emocional, y en general la calidad de vida, se resienten demasiado.


Es importante aclarar que no es lo mismo ser tímidos que introvertidos. Las personas introvertidas, disfrutan de su mundo interior y no suelen ser muy expresivas pero pueden ser excelentes comunicadores cuando deciden hacerlo.



SUGERENCIAS PARA  CONTROLAR LA TIMIDEZ


La timidez puede obstaculizar las relaciones y el desarrollo personal. Si te consideras una persona que se siente insatisfecha con su modo de ser, necesitas hacer algo. Si sufres porque tu vida se encuentra limitada a causa de la timidez, te presentamos algunas sugerencias para que comiences el cambio:


- Realizar psicoterapia. Resulta útil si se encuentra un terapeuta con el que puedas sentirte cómodo y expresarte con libertad.


- Asistir a un curso de teatro o de oratoria. Los actores y oradores profesionales utilizan diversas técnicas que ayudan a desinhibirse y expresarse con claridad.


- Reafirma y céntrate en tus éxitos. Enumera tus cualidades, quiérete. Habla sobre ti con respeto y cariño. Evita las recriminaciones y los insultos.


- Conoce tus defectos y limitaciones para amortiguarlos.


- Comprende que sentirse nervioso es algo que muchos pueden sentir durante una reunión. No eres una excepción.


- Rechaza las ideas irracionales. Cámbialas por pensamientos racionales como “todo ser humano se equivoca”.


- Reconoce tu miedo y acéptalo. Lo mejor es asimilar lo que te ocurre. Defínelo: ¿de qué sentimientos se compone ese miedo? Angustia, pena, decepción, culpa, indefensión. Identifica cada uno de los sentimientos y llega al fondo de la cuestión, tal vez descubras que el miedo es una coraza que oculta algo más profundo y a lo que tienes que dedicarle tiempo.


- Trata de tener actitudes y pensamientos que dispongan al aprendizaje. Por ejemplo: “La próxima vez lo haré mejor”. 


La timidez es un hábito que se fortalece si no se actúa contra él. Lo mejor es afrontarla, no huir. Aguantar la presión de las miradas, quedarse en el grupo. Mirar a los ojos a los interlocutores, cada vez un poco más fijamente. En lugar de hallar valor para hablar, hablar para hallar valor.


Todos tenemos una puerta negra en nuestra mente, una traba imaginaria que la vida fabricó durante la educación o la crianza. Para algunos, la puerta negra es el miedo a lo desconocido. Para otros, lo que dirán las personas. Y para tantos otros, miedo a ser rechazados, miedo a cambiar...


Si das un paso más allá del miedo, puedes encontrar un rayo de sol entrando en tu vida... ¡Abre esa puerta negra! ¡Deja que Dios libere tu vida! Considera lo que Dios en Su gran amor expresa en la Biblia: Digan a los de corazón amedrentado: «Esfuércense y no teman. ¡Miren! Aquí viene su Dios, para castigar a sus enemigos como merecen. Dios mismo viene, y él los salvará» (Isaías 35:4).*




Cristo Para Todas Las Naciones / extracto y adaptación del folleto "Cómo vencer la timidez".

 


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