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Cómo hablar efectivamente


Muchas situaciones en el trabajo diario nos demuestran la diferencia que existe entre hablar y hablar con eficiencia. Los ejemplos abundan; instrucciones no entendidas correctamente, confusiones creadas por algo que alguien dice, pérdida de tiempo en aclarar malos entendidos y fracasos en la aceptación de ideas que debido a la falta de habilidad no llegan a ser consideradas.


El hablar eficazmente es un elemento fundamental para todos nosotros. En muchas ocasiones tú expresas ideas, intercambias información, influyes en las actitudes de otros y utilizas la comunicación verbal para conversar y ayudar a muchas personas.


Existen barreras que pueden afectar la calidad de la comunicación. Algunas de éstas dependen de la persona (que habla o que escucha), como son: personalidad, percepción, actitud, valores, etc. Otras barreras como el ruido y la distracción, son de origen externo y forman parte del ambiente.


Quien intenta comunicarse debe tratar de expresar su pensamiento de una forma tal que sea cabalmente entendido por la persona que escucha. Lo que la persona dice o escribe puede no ser lo que en realidad quiere decir. Lo que la otra persona oye o lee es con frecuencia afectado por sus prejuicios, temperamento, actitud, emociones y valores.


La conversación interpersonal se basa en algunas reglas de sentido común, por ejemplo: al hablar con una persona es conveniente adaptar el mensaje a las personas que tiene que escuchar, tomando en cuenta el lenguaje que ésta maneja y sus actitudes hacia el tema. No podrás comunicarte efectivamente con tu jefe, esposo, hijos o amigos si utilizas el mismo estilo al hablar con cada uno de ellos.


Muchos no nos damos cuenta de que antes de comenzar una conversación, debemos determinar qué deseamos lograr con la conversación y que la comunicación es un proceso de dos vías. Puedes estar dispuesto a transmitir un mensaje, pero no lo habrás comunicado hasta que la otra persona lo haya captado.


Lo que dices es importante, el cómo lo digas también lo será. Tu voz puede transmitir entusiasmo, fastidio, preocupación, tristeza, ira, autoridad, y muchas otras emociones y estados de ánimo. De manera que te conviene decidir cómo vas a exponer tu mensaje.


Escoger el momento apropiado es otro factor importante en la comunicación verbal. Tratemos de discutir los asuntos delicados cuando la persona esté receptiva. Esto lo podemos determinar a través del contacto visual, antes de comenzar.


Es necesario tomar en cuenta que el contexto de una comunicación abarca todas las circunstancias, actitudes, y los antecedentes que afectan el significado de un mensaje. También debemos recordar que el diálogo nos permite llegar a un entendimiento mutuo que a lo largo enriquece nuestra relación con otras personas; no debemos hablar por hablar. En el diálogo, todos se benefician porque comparten muchas y diversas ideas.


Dios nos da el privilegio de hablar con Él en la oración. El ejemplo de cómo podemos orar es el Padrenuestro que nos enseña Jesucristo (San Mateo 6:5-15). Podemos hablar con Dios desde lo profundo de nuestro ser, teniendo la certeza de que Él promete que siempre nos escuchará. Podemos y debemos descargar todas nuestras ansiedades, problemas y necesidades ante Él, pidiendo y confiando en Su bondad, descansando en Sus respuestas a nuestras necesidades, ya sea que nos conteste con un “sí”, a veces un “no” o quizás un, “espera”.



Adaptado del folleto Logrando una buena comunicación, producido por Cristo Para Todas Las Naciones.

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