A través de la historia conocemos mujeres que han tenido un rol protagónico en la sociedad de la que han sido parte. Hemos visto la perseverancia, la fe, los deseos de cambiar su entorno, por ser cada vez mejores y perseguir sus metas. Mujeres pacientes, comprometidas, ingeniosas y creativas que han trazado un camino y han avanzado por ellos con la convicción de que los sueños pueden hacerse realidad cuando se trabaja con empeño y se buscan alternativas que nos ayuden a lograrlos.
Desde tiempos bíblicos, vemos mujeres como: Sara, Esther, Abigail, Ruth, Ana, Loida, María Magdalena y muchas otras que hicieron la diferencia perseverando en la oración, siendo líderes, compañeras, maestras e involucrándose en llevar a cabo acciones que salvaron sus propias vidas, la de sus familias y de su pueblo. Fueron mujeres valientes que, sin importar su estatus o su pasado, en algunos casos señaladas por la sociedad, tuvieron una oportunidad de cumplir su propósito de vida siendo renovadas, fortalecidas y restauradas por Cristo.
En épocas más recientes, nos encontramos con biografías como las de Hellen Keller, Florence Nightingale, Sara Sotillo, Clara González, entre otras, que han sido de inspiración y nos muestran que para alcanzar tus objetivos tienes que realizar acciones que te permitan acercarte a ellos y avanzar. Si el camino es duro y escabroso, si a lo largo del mismo sientes que flaqueas, que fallas y te equivocas; no te desanimes, tomate un momento para recargar fuerzas, levántate y vuelve a empezar.
Muchas de estas mujeres ni siquiera fueron reconocidas, pero vivieron con la convicción de que, aquello en lo que creyeron fue la brújula que guío sus vidas. Ellas no eran perfectas, sin embargo, reconocieron que con sus capacidades y aún con sus limitaciones podían transformar sus adversidades en oportunidades y dejar huellas positivas, contribuyendo a crear posibilidades, espacios y abrir camino para las nuevas generaciones de mujeres.
Al igual que todas estas mujeres que se llenaron de valor y trabajaron para cumplir sus metas y su propósito de vida, también tú puedes hacerlo. Tú que eres una mujer valiosa, con capacidades y talentos que tal vez no reconoces o no has descubierto, atrévete a dar ese paso de fe hacia una nueva y mejorada versión de ti misma. Reconoce que como seres humanos todos tenemos capacidades que compartimos como: el poder pensar, amar, tener aspiraciones y hemos sido dotadas de un cuerpo con un maravilloso engranaje que nos permite llevar a cabo diferentes funciones físicas, mentales, cognitivas y emocionales. Si reflexionas en ello, te darás cuenta que eres una valiosa creación de Dios, quien te ama, te ofrece su guía, su ayuda y compañía a lo largo de tu caminar por senderos de esta vida.
Autora: Mgtr. Itza Romero
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