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Foto del escritorCristo para Todas Las Naciones

Milagros y No Milagros



¿Ha orado por un milagro? ¿Podría pedir uno ahora mismo? En tiempo de crisis, las personas que creen que Dios existe han clamado, "¡Dios, ayúdame!". ¿Los milagros siempre ocurren cuando los pedimos? Algunas veces sí. Algunas veces no. Vivimos en un mundo con una mezcla de ambos milagros y de los NO-Milagros.

¿Qué podemos decir de esta mezcla de milagros y no-milagros? ¿Cómo podemos vivir confiadamente en un mundo donde algunas personas experimentan milagros mientras otros viven desesperadamente en necesidad de vivir uno? Algunas veces los milagros son el centro del escenario. Otras veces las personas quedan lastimadas con preguntas sin contestar y necesidades insatisfechas. Asumiendo que Dios es el Único que realiza los milagros, ¿por qué Él trabaja en el mundo de esta forma? ¿Él sabe lo que está haciendo?

Cuando alguien ha vivido milagros y no milagros


Consideremos el caso de una persona que ha vivido milagros y no milagros. Su nombre es Pablo el Apóstol, y su caso está registrado en la Biblia. Sin embargo, usted nunca ha escuchado esta historia, pero es muy pertinente a nuestra pregunta. Las personas suelen hacer diferentes tipos de viajes como aquellos que abordan cohetes y viajan al espacio, o aquellos que viajan a lugares lejanos a la realidad disparados por las drogas. Pero Pablo dijo que él estaba en un viaje al cielo. El no estaba seguro que fuera físicamente, pero sí de que lo haría. Daba respuestas evasivas a preguntas con respecto al viaje. Parecía que Pablo tenía una imaginación algo salvaje. Si él tenía una conexión especial con Dios, uno esperaría que lo demostrara. Por ejemplo, él tenía un problema de salud severo sobre el cual no tenía cura ni control. Algunas personas le habían diagnosticado un tipo de epilepsia, otros pensaban que era algo en su nervio óptico. Él tenía otro problema físico, también, así como un número excepcional de problemas y dificultades que no eran físicas por naturaleza. Si yo hubiera sido Pablo, yo hubiera hecho un trato con Dios y cambiaría unas pocas visiones por unas cuantas curaciones -- cambiaría un milagro por

otro. Hubiera tenido menos visiones pero eso significaba la desaparición de la epilepsia, ¿no lo hubiera hecho usted?

Bueno, la vida de Pablo no parecía una mezcla pareja de milagros y no milagros. Las visiones, las revelaciones y los mensajes de Dios no disminuyeron, seguían siendo milagrosos y misteriosos en su naturaleza. Por otra parte, había muchos factores nada milagrosos en su vida. El habla de esta mezcla de milagros y no milagros en una misma oración: Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltara, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca.” (2 Corintios 12:7. Este aguijón nunca fue definido, pero la incomodidad física molestaba a Pablo, de una forma embarazosa. El problema lo hizo sentir tan mal que clamó al Señor para que se lo quitara. Pero tres veces el Señor le dio un no-milagro. “¡NO!” fue Su respuesta. Pero Pablo se mantuvo confiando en la gracia y poder de Dios que lo sostenía y le permitía ser usado por Él a pesar de su enfermedad. No obstante, este gran hombre de fe, llevaba dentro de sí un deseo continuo por una curación divina que no se dio.

Si pensamos en nuestras vidas como una mezcla desconcertante de milagros y no milagros, pues más aún lo sería para Pablo. ¿Cómo podía aceptar esta inconsistencia? ¿Qué lo mantenía en continuar? ¿Qué le daba esperanzas? Si yo hubiera sido él, habría exclamado, "Señor, eres caprichoso, imprevisible, y poco seguro!" En su lugar, Pablo se mantuvo creyendo en Dios, porque el Señor le había dicho, "Mi gracia es suficiente para ti." (2 Corintios 12:9. ¿Qué significa esto? Para usted vivir en mundo de milagros y no milagros, necesita comprender qué es la gracia. De acuerdo con el diccionario, "gracias" significa amor inmerecido, pero Dios tiene una mejor forma para definirla. Él definió Su amor por nosotros en una persona-Jesús. Pablo conoció a Jesús de modo que pudo sobrevivir en un mundo con y sin milagros. Tal vez conociendo un poco quién es Jesús podamos aprender cómo sobrevivir también.




Una Palabra acerca de la “Fe”


La fe puede ser un problema en la sanación si la fe se centra en el enfermo. En mi ministerio he dado seguimiento a personas que fueron maltratadas y mal informadas por curadores entusiastas.

Les dijeron que Jesús nunca estuvo enfermo porque Él tenía una fe perfecta y estaba sin pecado. Por lo que la enfermedad es prueba de que una persona tiene una fe inapropiada o un pecado inconfeso. Cuando la cura no se da, estas pobres víctimas de falsedades espirituales, son dejadas con sus enfermedades adicional a la agonía de un espíritu magullado. Para quien les ha dado un consuelo equivocado, la falta de sanación no es culpa suya sino de los pacientes pecadores.

La fe es también un problema si se centra en la condición física que queremos cambiar en lugar de Aquel que tiene el poder de efectuar un cambio en nuestra vida. Hay una lección que aprender en el ciego Bartimeo cuando él dice, “¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!.” (Lucas 18:38. El no dice, “Estoy ciego, y estoy ejerciendo una gran fe personal al pedirte que estos ojos ciegos vean”. Una lección similar puede ser aprendida también del leproso que dice, “Señor, si Tú quieres puedo ser sanado”. El no dice, “Estoy convencido de que mis llagas leprosas desaparecerán, así que vamos y pruébame que tengo razón”.

La “fe” en la sanación es una fe directa hacia el Señor quien es compasivo y poderoso. Si el dolor minimiza es el Señor no mi fe, quien lo ha hecho. Si el dolor persiste, no es un juicio sobre mi fe.

Debo simplemente continuar confiando en mi Señor en quien creo. El no me ha abandonado. Un amigo mío tiene cáncer. Varias personas le han “profetizado” que sería sanado. Le han dicho que acepte hoy que será sanado y que agradezca a Dios desde ya, aunque sus síntomas del cáncer aún permanecen e incrementan. Mi amigo siente que le fallaría a la comunidad que está orando por él. “¿Qué está mal?” Él pregunta. “¿No creo lo suficiente?” Admití ante él que nadie sabe el final de esta historia. La sanidad puede venir así como no. Podemos seguir pidiendo, sin olvidar la esperanza de la vida eterna en el cielo. Entretanto, le digo a mi amigo, hay docenas de personas agradecidas por el testimonio que un hombre de fe da estando en medio de una gran prueba y dolor.

Una lágrima se forma en su ojo, me agradece. ¿Hubo un milagro aquí? De seguro que lo hubo. A pesar del asunto de la sanación, hay un milagro impresionante en un mortal convencido en la vida eterna y en la vida perfecta porque él ha sido perdonado y restaurado como hijo del Padre celestial. Se da el milagro en la vida de alguien a través de la forma en que este hombre balancea su problema con su confianza en el amor de Dios.

La respuesta al porqué alguien es sanado y que otros no reside en la mente del Todopoderoso Dios. Pero ese mismo Dios Todopoderoso está haciendo posible el mayor de los milagros, el de la vida eterna y el bienestar del alma y cuerpo. Ese es el milagro que nunca falla.



Extracto del folleto Cuando oramos por un milagro por Rodney A. Kvamme / © 1980, título original So You Prayed for a Miracle... / Revised edition ©1980 by Lutheran Hour Ministries Revised edition ©1998 by Lutheran Hour Ministies.

 

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