El hombre adulto es capaz de ser un padre responsable, tierno y amoroso. En lo profundo de su ser, él anhela que sus hijos sean los mejores del mundo y que él como padre, sea uno de los mejores. Pero, a veces no es así. Lamentablemente es común en nuestra sociedad que la paternidad se abandone o se haga “a medias”. Muchos padres delegan el deber de guiar y orientar a sus hijos a la mujer o a otras personas, aunque estén físicamente presentes en la casa, están emocionalmente ausentes. De esta manera anulan la capacidad especial que tienen y más aún, no cumplen con la responsabilidad de aprender, en unión con los hijos, el arte de ser padre.
Si un padre quiere mostrar amor hacia sus hijos, lo mejor que puede hacer es dedicarles tiempo. El papá que dedica poco tiempo a sus hijos da a entender que no los valora mucho.
A veces, un padre no puede estar con sus hijos mucho tiempo debido a razones económicas, como en el caso del padre que se va a otra ciudad para hacer un trabajo. Pero estos casos no son tan frecuentes. Más común es que un padre pase tanto tiempo en el trabajo, con los amigos o en otros lugares, que casi nunca está en su hogar. Otros padres casi nunca incluyen a sus hijos en sus actividades sociales. Pronto, los hijos captan la indiferencia del padre y a su vez, van excluyendo al padre de sus vidas. Sea cual sea la situación, el padre permanece ausente.
Padre ausente
La expresión “padre ausente” se refiere a la situación tanto física como psicológica del padre. Por ejemplo, si un padre está presente físicamente pero su espíritu y sus emociones están en otra parte, podría decirse que es un “padre ausente”. El padre que no se comporta de manera aceptable e impide el crecimiento sano de sus hijos es un “padre ausente”.
Lamentablemente, en muchos hogares modernos el padre está “ausente” y los hijos sufren las consecuencias: se ven privados de seguridad, amor, aceptación, disciplina y bendiciones imprescindibles para un niño. Por eso los efectos de la ausencia paterna suelen ser traumáticos y muchas veces graves para los niños.
Esta falla puede ocurrir por varias razones: o el padre no dedica el tiempo adecuado a sus hijos o el padre no sabe como satisfacer emocionalmente a sus hijos; quizás ni se dé cuenta de que sus hijos tienen tales necesidades; o quizás el problema es que no tuvo un modelo adecuado de padre.
Sugerencias para trabajar en ti y evites caer en la paternidad ausente
Si sientes que a veces eres un “padre ausente”, he aquí unas ideas que pueden ayudarte:
Ser realista. En lugar de intentar algo rápido o difícil, trázate metas alcanzables en la vida. Así te alegrarás al lograr pequeños triunfos y evitarás la tensión en tu hogar.
Toma las cosas poco a poco, sin hacer “saltos” que requieren demasiado esfuerzo. Empieza con sólo un área de tu vida que necesita cambios. Luego cuando hayas logrado éxito, sigue adelante con otras áreas.
No sobrecargues tu horario. Así podrás dedicarle más tiempo a la familia. Aprende a decir “no” a compromisos que reducen el tiempo que dedicas a tus hijos. Ten fuerza de voluntad.
Elimina las palabras “tengo que” y “debo” de tu vocabulario. Más bien, organiza tu vida en base a prioridades y metas que puedas alcanzar a corto y largo plazo.
Aprende a distinguir entre lo que es importante y lo que no lo es. Como dice el refrán: “evita ahogarte en un vaso de agua.”
Descansa unos minutos si te sientes muy tenso o relájate con un pequeño entretenimiento. Estas “pausas” te ayudarán a seguir adelante.
Sal de la rutina diaria. Visita un parque, el ambiente de la naturaleza te refrescará. Así no llegarás a tu hogar agobiado por los problemas y las tensiones acumuladas por el trabajo.
Al hombre le cuesta hablar de sus frustraciones y de sus angustias con su esposa o con otra persona allegada a él, pero si lo haces te sentirás más tranquilo.
Mantén una dieta balanceada y haz ejercicios con regularidad. Un cuerpo saludable podrá enfrentarse mejor a las tensiones.
Recuerda que no estás solo, Dios ha prometido acompañarte siempre, dándote tranquilidad y fortaleza en toda situación. Confía siempre en Él, quien te dice: “llámame cuando estés angustiado; yo te libraré y tú me honrarás (Salmo 50:15).
Con estas y otras ideas todo padre puede reevaluar sus prioridades y sus actividades en relación con su familia. Recuerde: cuando Dios creó el mundo, apartó un día para descansar, para recobrar fuerzas y para la recreación. Su deseo es que haya un equilibrio en el uso de nuestro tiempo. Dedícale tiempo a la reflexión; la vida es dura y requiere que aprendamos a vivir con sabiduría. Dedica tiempo a Dios; Él es la fuente de toda bendición. Dedica tiempo a tus hijos, esto es clave en sus vidas.
Extracto del folleto El reto de ser padre, escrito por Dr. Felipe Bichel.
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