Uno de los efectos más profundos de tener una opinión deficiente de uno mismo, se puede ver en la actitud que desarrolla la persona hacia su propio mundo. Los individuos con un concepto frágil de sí mismo tienen una visión del mundo, y de su propia capacidad para enfrentarse a los desafíos de la vida, temerosa y pesimista. Consideran las situaciones inesperadas o novedosas como amenazas a su felicidad y seguridad personales, planeada aparentemente como ataques contra su persona. Ven al mundo cercándolos, empujándolos y aplastándolos. Se consideran víctimas impotentes, atrapadas en un mundo hostil.
Por otro lado, las personas que tienen una sana autoestima ven al mundo como un desafío al que hay que enfrentarse, una oportunidad para ejercitar la fortaleza personal y la confianza en Cristo.
Un concepto frágil de uno mismo afecta a la gente de maneras diversas, pero entre una persona y otros existen algunas similitudes. En el caso de ciertos individuos, los efectos son conscientes, en el de otros, son inconscientes, y los engañan secretamente. Nuestras percepciones e interpretaciones del mundo que nos rodea se ven afectadas por el cuadro que tenemos de nosotros. Un concepto propio deficiente distorsiona los mensajes que recibimos de la gente y nuestra manera de interpretar los acontecimientos de la vida. Por eso una opinión pobre de sí mismo es difícil de corregir, ya que no deja pasar los mensajes positivos, sean de Dios o de otros individuos, y que son necesarios si hemos de cambiar el concepto que tenemos de nosotros.
Todos conocemos a personas a quienes les resulta difícil aceptar los halagos. El no recibir o escuchar palabras positivas acerca de nosotros mismos es un proceso que nos impide cambiar. En algún lugar dentro de nosotros, ya hemos tomado una decisión en cuanto al valor que tenemos y hasta que no se rectifique dicha decisión, seremos incapaces de alterar nuestro concepto de nosotros.
Las personas que tienen conceptos deficientes de sí mismos no aprecian su propia persona e incluso se ven en dificultades para expresar lo mal que se sienten acerca de sí mismos.
Las personas con un concepto de sí mismas débil o malsano, funcionan en la vida partiendo de un número cualquiera de estos factores y motivaciones observados:
· Una perspectiva pesimista de la vida.
· Falta de confianza en sus habilidades sociales.
· Sensibilidad extrema a las opiniones de los demás.
· Timidez en cuanto a su apariencia, actuación o condición.
· Una idea de otra gente como competidores a aventajar, y no como amigos de los cuales disfrutar.
· Un sentido de masculinidad o femineidad que sólo se experimenta a través de las conquistas sexuales.
· Un esfuerzo por llegar a ser algo o alguien en vez de relajarse y disfrutar de la persona que es.
· Una actitud hacia el presente como algo que ha de dejarse a un lado, para concentrarse en logros pasados o sueños futuros.
· Miedo de Dios, o creencia de que Él no tiene interés en ellos o está enojado con ellos.
· Un hábito de repetir mentalmente una y otra vez conversaciones o situaciones pasadas, preguntándose lo que quería decir la otra persona.
· Una manera de ver a los demás crítica y condenatoriamente.
· Actitud defensiva en el comportamiento y las conversaciones.
· Entre otros…
UNAS PALABRAS DE CONSIDERACIÓN
No reacciones exageradamente a la lista anterior. El concepto deficiente de uno mismo no es la única causa de todos estos factores, puede haber muchas otras. Por ejemplo, muchas de las tendencias mencionadas pueden ser producidas también por una situación sin confesar o por alguna rebeldía. Además, por el hecho de que alguien tenga una autoestima deficiente no quiere decir que todos estos factores se manifiesten en su vida.
En vez de buscar la paz de Dios, la buscamos en nosotros mismos o en los bienes materiales que tenemos o quisiéramos tener. Todos sabemos que las cosas materiales se acaban y desaparecen y que dentro de nosotros siempre existe un vacío que solos, no podemos llenar.
En las Sagradas Escrituras podemos leer: “Tú fuiste quien formó todo mi cuerpo; tú me formaste en el vientre de mi madre. Te alabo porque estoy maravillado, porque es maravilloso lo que has hecho. ¡De ello estoy bien convencido! No te fue oculto el desarrollo de mi cuerpo mientras yo era formado en lo secreto, mientras era formado en lo más profundo de la tierra. Tus ojos vieron mi cuerpo en formación; todo eso estaba escrito en tu libro. Habías señalado los días de mi vida cuando aún no existía ninguno de ellos. Oh Dios, qué profundos me son tus pensamientos; ¡infinito es el conjunto de ellos!” (Salmo 139:13 al 17).
Dios nuestro Creador está presente en todo, aún desde el instante que se forma un nuevo ser humano. Admitirlo es reconocer que nuestra persona es una creación especial y única de Dios, quien nos da a cada uno de nosotros, el privilegio de tener una vida, tener nuestra propia personalidad y ser responsable de nuestro crecimiento y desarrollo.
Para la reflexión
· Cuando tengo problemas ¿cómo los resuelvo? ¿Busco la ayuda de Dios y de otros?
· Piensa en tres metas que puedes establecer en tu vida para desarrollarte como persona.
· Toma 5 minutos y piensa ¿cuál es mi valor? Debe ser bastante, para que Dios enviara a Su único Hijo a morir por mí.
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Crédito: Extracto del folleto Mejorando mi Autoestima, Cristo Para Todas Las Naciones
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