El reto de ser joven en un mundo que cambia constantemente consiste en que tengas objetivos claros basados en la seguridad que Dios camina contigo; porque el camino de la vida es duro y necesitas de Su presencia.
Mírate un momento a ti mismo y reflexiona: ¿Cómo puedes saber qué es lo verdaderamente importante para ti? ¿Cómo puedes estar seguro de ti mismo? Quizás el siguiente sea el consejo más sencillo que se puede dar: "¡Haz algo! Y recuerda lo que dice un antiguo proverbio: "Los planes son del hombre; la palabra final la tiene Dios. Al hombre le parece bueno todo lo que hace, pero Dios es quien juzga las intenciones. Pon tus actos en las manos del Señor y tus planes se realizarán" (Proverbios 16:1-3).
Sin embargo, el primer paso es tomar una decisión... ¡adelante! Hallarás el éxito al dedicarte al estudio, al ser un buen amigo, al emprender todo trabajo con honradez, y al confiar en Dios, tu Creador. Todo éxito requiere disciplina y perseverancia. ¿Sencillo? No. ¿Costoso? Tal vez. ¿Vale la pena? ¡Por supuesto!
Y recuerda también que no solo puedes considerar la meta o el destino como la cumbre del éxito, hacer el camino puede determinar realmente lo que es exitoso, pues en el camino te esfuerzas y aprendes si las cosas no van saliendo bien, sin embargo, esa lucha y ese esfuerzo representan una verdadera victoria.
Los grandes héroes de la historia también fueron jóvenes, pero mantuvieron su personalidad en medio de un mundo difícil y complicado; algunos de ellos cambiaron la historia de la humanidad.
Si lo que andas buscando es una verdadera amistad, alguien que te pueda capacitar y guiar en la vida, alguien que se haya arriesgado a vivir una vida sobresaliente, no encontrarás mejor ejemplo que la vida y obra de Jesucristo. Él no sólo nos dejó Su historia, sino también la esperanza de vida eterna. Y, si hemos admirado a los grandes hombres de la historia, ¿no sería importante admirar y confiar en Cristo?
Extracto del folleto El Reto de Ser Joven, CPTLN.
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