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Cómo afrontar los problemas

¿Te has preguntado alguna vez porqué existen los problemas? Si no lo has hecho, eso no ha impedido que los tengas, ni que por eso no te encuentres rodeado por ellos en este momento. Pero ¿qué es un problema? El diccionario dice que un problema es un asunto por resolver. ¿Pero será posible que todos nuestros problemas tengan solución? ¿Llegará el día en el que se acaben los problemas para siempre? Estas son preguntas que nos dejan perplejos, debido a su profundidad.



Cuando vemos el panorama mundial con su paisaje desolador lleno de conflictos, guerras, crisis económicas, enfrentamientos de clases sociales, falta de empleos, el elevado costo de la vida, hambre, terrorismo, corrupción, escasos recursos económicos, violencia e inseguridad, crisis educativa, deterioro de los valores es difícil no preocuparse… ¿Tiene esto solución?


Y si al panorama mundial y al escenario nacional le agregamos la visión de nuestra propia vida con sus problemas y limitaciones, tal vez nos sintamos abrumados y sin fuerzas. ¿Por qué tenemos que vivir enfrentando y resolviendo problemas constantemente? Las respuestas a ésta y a todas las preguntas anteriores existen, pero ¿estamos dispuestos a buscarlas? ¿Y al hallarlas, estamos dispuestos a aceptarlas?


Lo que pasa es que quien origina todos estos problemas es el mismo hombre, y la razón es que no hemos querido tomar en cuenta a Dios y a Sus mandamientos y por eso hemos creado un mundo difícil para nosotros mismos.


En las Sagradas Escrituras vemos este consejo dado por Dios a Josué cuando iba a entrar a la tierra prometida: "Lo único que te pido es que tengas mucho valor y firmeza, y que cumplas toda la ley que mi siervo Moisés te dio. Cúmplela al pie de la letra para que te vaya bien en todo lo que hagas. Repite siempre lo que dice el libro de la ley de Dios, y medita en él de día y de noche, para que hagas siempre lo que éste ordena. Así

todo lo que hagas te saldrá bien" (Josué 1:7-8).


Nosotros podemos apropiarnos de este consejo, sólo necesitamos confiar que Cristo llevó sobre sí nuestro peor problema: la muerte.



¿CÓMO ENFRENTAR LOS PROBLEMAS?


Las personas que no saben afrontar los problemas acumulan estrés, por lo tanto debemos realizar las siguientes actividades:


1. Cuida de ti mismo. Nuestro estado anímico y nuestra forma física actúan continuamente entre sí. En realidad, muchos especialistas creen que hay un componente mental o emocional en la mayoría de las dolencias físicas. El exceso de trabajo altera también la manera de pensar acerca de nosotros mismos y de relacionarnos con las demás personas. Recuerda este consejo: "No se aflijan por nada, sino preséntenselo todo a Dios en oración; pídanle, y denle gracias también" (Filipenses 4:6).


2. Descansa adecuadamente. Si queremos evitar vernos agotados, necesitaremos evitar vernos convenientemente cansados. A veces los problemas nos alejan el sueño y nos quitan el hambre lo que agrava el problema. Tómate unos minutos al día para descansar. Cuando te ocupes de proyectos importantes interrumpe un momento el trabajo una o dos horas. Una persona que estudie durante cincuenta minutos, tome diez minutos después para descanso, estudiará más tiempo y aprenderá mejor la lección.


3. Detente un momento. En cuanto adviertas que los problemas te están "acelerando" y comienzas a sentirte nervioso, reduce deliberadamente el ritmo de tu actividad. Inicia otra labor y realízala despacio y con cuidado.


4. Respira suave y profundo. Una forma sencilla de liberarte de tus "ataduras" es sentarte cómodamente con los brazos caídos, o recostarte, cerrar los ojos y respirar profunda y suavemente durante unos minutos. Cinco minutos son suficientes.


5. Toma conciencia del presente. Mientras permites que tus pensamientos anden vagando por el pasado o el futuro, no te encontrarás realmente en el presente y esta tendencia a estar en algún sitio fuera del presente, crea dificultades de dos maneras:


* Esa constante fuga del presente consume energía y contribuye al aumento del estrés.

* Los problemas del futuro y del pasado interfieren en nuestro disfrute del presente.


No es posible ni aconsejable, estar todo el tiempo en el presente, pero perfeccionar la capacidad para estarlo durante más tiempo del que normalmente estamos, es una forma eficaz de relajarnos y de renovar energías.


6. Comunícate con Dios. Dios quiere oír a sus hijos. Él quiere que le digamos lo que necesitamos, deseamos, esperamos, todo lo que tenemos en mente. Él quiere que le demos gracias por nuestras bendiciones y alabemos su nombre. Recibimos grandes bendiciones cuando compartimos con Dios todo lo que tenemos. Él oye y contesta todas nuestras oraciones y tiene poder para resolver cada problema que encaremos.


Mucha gente cree tener un problema cuando en realidad "están buscando uno"… algo que les haga sentir que sufren y que no son comprendidos, culpando a los demás de lo que sucede, eximiéndose de su responsabilidad. Así que lo mejor es controlar las emociones. A veces sentimos tener un problema y éste desaparece cuando cambiamos de estado de ánimo. Un problema cuando es real, no desaparece aunque nos sintamos muy bien.


Como has podido leer todo el mundo tiene problemas, pero la importancia estriba en

lo que hacemos con el problema. Muchos "se ahogan en un vaso con agua” por no saber tomar los pasos adecuados o no haber internalizado las cualidades necesarias para poder resolverlos. A veces, nuestros problemas son un intento fallido de mostrar nuestra autosuficiencia para no tomar en cuenta la ayuda de Dios, quien anhela ayudarnos a triunfar en la vida. Para solucionar un problema hay que informarse, escuchar a las partes en conflicto, averiguar, investigar y de los datos obtenidos dependerá en mucho la solución del problema.


Y algo muy importante que debes de tener en cuenta es que a veces somos nosotros los que debemos cambiar y no los problemas. Un proverbio chino se burla de nuestros esfuerzos por cambiar los hábitos diarios cuando dicen: "Dormí y soñé con miles de nuevos caminos, pero me desperté y caminé el mismo de siempre". Esto también puede aplicarse a los caminos espirituales. Jesús habló mucho acerca de cambiar. Él le dijo a Nicodemo "Te aseguro que el que no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios" (Juan 3:3). "Jesús le dijo: Tampoco yo te condeno; ahora vete, y no vuelvas a pecar" (Juan 8:11). "Pero yo les digo: amen a sus enemigos, y oren por quienes les persiguen" (Mateo 5:44).


Es necesario controlar las emociones y permanecer sereno. Hoy en día oímos muchas voces conflictivas, todas tratando de llamar nuestra atención. Estas nos confunden y nos hacen sentir inseguros. Recordemos y estemos claros de que tenemos un Buen Pastor que nos guía y su voz se puede oír por encima de todo. Él nos habla cuando usamos regularmente su Santa Palabra. Él nos guía en cada circunstancia de nuestra vida. Oímos su voz por encima de las otras. Ponemos nuestra confianza en Él y le seguimos porque Él es Jesucristo nuestro Salvador y Señor. El Apóstol Pablo nos recuerda que "Dios les dará a ustedes todo lo que les falte conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús" (Filipenses 4:19). Dios bendecirá con grandes bendiciones a quienes oigan Su voz.


 

Texto original de Cómo afrontar los problemas. Cristo Para Todas Las Naciones. Con Bibliografía: Claud, Henry. Cambios que traen sanidad. Editorial Unilit. Miami. Fl. U.S.A 1995.2. // Dios Habla Hoy. La Biblia versión popular. Sociedad Bíblica Americana. Nueva York. E.U.A. 1979.

 

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