Divorciadas. Viudas. Solteras. ¿Qué podrían tener en común casi todas estas mujeres? Que bien pueden ser madres y estar solas ante la enorme responsabilidad de criar a sus hijos. Existen muchos hogares donde la mujer, por diversas razones, se ve obligada a mantener sola a su familia. Los problemas propios de esta ardua tarea representan para estas mujeres, ansiedad, soledad, sufrimiento, frustración, lágrimas y sobre todo, una lucha constante para lograr sus metas en la vida.
Sin embargo, aunque difícil, sí es posible aprender a mantener un equilibrio entre su responsabilidad hacia sus hijos, los quehaceres del hogar, las demandas del trabajo o profesión y la necesidad de cultivar sus amistades. Esto requiere dedicación y el compromiso personal de aprender a superar la crisis convirtiéndola en una oportunidad de crecimiento. Pero siempre existe la tentación de dejarse atrapar en un remolino de frustraciones, a expensas del afecto, el cariño, cuidado, la educación de sus hijos, y su propio crecimiento como persona.
¿PUEDO SER UNA BUENA MADRE?
¡Seguro que sí! Si estás pasando por esta situación, te estarás preguntando si eres buena madre. Primero, ten en cuenta que la maternidad es algo que se aprende, poco a poco con el tiempo, en el caminar con los hijos. Quizás te preguntes, ¿qué es lo que necesita un hijo? Los hijos necesitan y necesitarán muchas cosas, pero, lo más importante: tu amor. El amor da seguridad y paz.
No negamos el gran desafío que implica ocuparse sola de todo; amar, educar y mantener a un hijo. El desafío se hace mayor si el entorno de la mujer se caracteriza por la inestabilidad económica y por la inequidad en los derechos de la mujer… más aún, si la madre es adolescente, implicando mayores obstáculos y complicaciones.
A la hora de enfrentar este viaje tan importante para una mujer, surgen muchas emociones: miedo, inseguridad, alegría e ilusión de llevar en el vientre una vida. Puedes edificar un hogar estable y una familia con armonía. Tus hijos crecerán con madurez y autoestima. Ellos te recordarán, no por las cosas materiales que les has proporcionado, sino porque verán el apreciado y el sacrificio. Ellos crecerán y podrán ser adultos comprensivos, responsables y realistas porque se han enfrentado a la verdad y han compartido las horas amargas y felices contigo.
ALGUNAS SUGERENCIAS PARA PERSEVERAR EN ESTE CAMINO
Dale a tu hijo todo tu amor y cariño, pero no centres tu vida en él. Tu hijo necesita de ti, pero es importante que tú compartas tiempo con otras personas.
Realiza actividades recreativas. Es importante que como madre tengas un tiempo para ti, para disfrutar y liberar tensiones, por ejemplo, deporte, manualidad, lectura, etc.
Ayuda económica. Somos conscientes de los gastos que implican tener un bebé y por los factores sociales y económicos que pueden envolvernos en ese momento. Lo que es significativo, es que, cada vez hay más políticas sociales destinadas a la ayuda económica para madres solas. Toma la iniciativa e investiga qué tipos de ayudas puedes recibir por entidades estatales o de organizaciones sin fines de lucro. Y no dudes en aceptarlas, si son de beneficio para tu hijo y para ti.
Limitaciones y derechos personales. Para tener éxito en este camino reconoce y acepta tus debilidades, visualiza los derechos que tienes. Acepta ayuda, busca apoyo para no sobrecargarte.
Importancia en los vínculos. La familia, amigos, conocidos, personas que pueden ayudarte y apoyarte. Es sumamente importante para ti y tu hijo.
Siembra tiempo en ti. Piensa en ti, en tu salud mental y física. Busca ayuda si la necesitas, rodéate de personas que te quieran. ¡Las madres solas no son súper mamás! Sé consiente de tus fortalezas y debilidades, no estás sola. Busca a Dios, quien nos da fuerzas y fortalezas para vivir con felicidad la maternidad.
La maternidad es un camino de aprendizaje constante, en el que irás creciendo gracias a la experiencia. Trata de estar dispuesta a los cambios y a mirar este camino con expectativa. Ten fe y esperanza, demuestra tu amor. Tu hijo verá tus esfuerzos y sentirá alegría por el esfuerzo de una madre dedicada. Si estás sola, rodéate, la soledad no es buen consejero. Cultiva tu fe, busca a Dios, lleva tus cargas a Sus pies.
Si pasaste por esto y tienes guardadas en tu corazón experiencias que deseas compartir con otras madres, no dudes en contactarnos. ¡Nos encantaría escucharte! O si estás en otra fase de la vida y aún te sientes con incertidumbre o deseas conversar sobre esto, estamos aquí para escucharte.
Elimina la culpa. La culpa surge por el fracaso y la frustración. Todo lo que haya podido ser malo para tu vida, pasó; tu hijo viene a la vida para darte amor y satisfacción. La vida es una oportunidad para levantarse y luchar. Deja las culpas atrás, Dios te dará fuerzas para seguir. Él nos despojó de toda culpa en la cruz.
Edifica tu autoestima. Cultiva un pensamiento positivo. Cultiva la esperanza y la fe. Jesús vino para darnos un mensaje de salvación y esperanza, él nos ama y quiere lo mejor para nosotros. ¡Recuerda, no estás sola!
No estás sola, hay una vida que te va a acompañar desde ahora. Rodéate de la familia, grupo de apoyo, amigos. Busca ayuda profesional. Cultiva tu fe, Dios tiene un plan perfecto para nosotros. Acércate a conocerlo. En Él encontramos las fuerzas y el consuelo. Sana y perdona, mira este desafío como un nuevo tiempo y oportunidad de cambio. Ser madre es una oportunidad para dar y recibir amor. Transita por ese camino de amor, esa es la esperanza para el camino.
Lic. Sheila Baptista – Colaboradora Vivenciar.net
¡QUEREMOS ESCUCHARTE!
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