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Consejos para Apoyar a Personas con Discapacidad

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Jesucristo, a menudo se encontró con personas con discapacidad. Las trató con amor y compasión, sanó al leproso,  hizo ver a los ciegos, y, sobre todo, enseñó a sus discípulos a hacer lo mismo con amor y compasión. Con su actitud, Jesucristo enseñó que en la ayuda a una persona con discapacidad es de suma importancia el amor y la compasión. Es en el cuidado y enseñanza de muchos discapacitados en donde, a menudo, puede observarse a muchas personas que realmente viven este amor, que es más que un sentimiento. Toda su vida está entregada a la atención de personas con discapacidad. Es el amor que brota del Espíritu y que es capaz de soportar cualquier dificultad.


 “Tener amor es saber soportar; es ser bondadoso; es no tener envidia, ni ser presumido, ni orgulloso, ni grosero, ni egoísta; es no enojarse ni guardar rencor, es no alegrarse de las injusticias, sino en la verdad. Tener amor es sufrirlo todo, creerlo todo, esperarlo todo, soportarlo todo”. (1 Corintios 13:4-7)


Este amor, a menudo se torna dificultoso, sacrificado. Sin embargo, a pesar de nuestros sentimientos ante la situación que nos toca vivir con el discapacitado, Dios anhela que tomemos de Él, la fuerza y la paciencia que necesitemos para poder brindar ese amor que parte del Espíritu.  Este amor se manifiesta en la aceptación, en su inclusión en el ámbito social, y en su integración en la vida.


  • La Aceptación

La aceptación de una persona con discapacidad parte de la premisa de que es un ser humano igual a todos. Recién después de comprender esta premisa que nos lleva a no hacer diferencias, podemos considerar sus necesidades especiales. La aceptación, sin embargo, no es resignarse y dejar que la vida haga con él lo que le plazca. Aceptarlo significa reconocerlo con sus dificultades, sin negarlas. Saber de sus problemas en los distintos aspectos y hablarlo con él, ser sincero y, a pesar de ello, saber que podemos hacer mucho juntos. Es de suma importancia aceptar con amor, luchar con nuestra incomprensión y sentimientos de lástima, y permitir así que se sienta parte de la familia y la sociedad.


  • La Inclusión

La inclusión es en primer lugar una actitud interior, una forma de tener presente a la persona con discapacidad aun cuando no se cuente con las comodidades físicas para atenderlo, una actitud que parte del amor que se le puede brindar para que se sienta incluido. Incluir a la persona con discapacidad al ambiente social sólo es posible cuando en primer lugar se lo incluye en las actividades familiares. La familia es también para la persona con discapacidad, la base y el núcleo primario de sus relaciones sociales. Sin embargo, no debe ser obligado a participar de distintas actividades y reuniones cuando no lo desea. Incluirlo, significa, con amor, incorporarlo, en la medida de sus posibilidades, a la vida social y familiar.


  • La Integración

Integrar a una persona con discapacidad implica, además de aceptarlo e incluirlo, permitir que se desarrolle y realice como persona. La integración implica proveer a la persona con discapacidad las condiciones necesarias para que logre su máximo desarrollo en el plano físico, como también psíquico y espiritual. La integración es una interrelación de los aspectos físico, psicológico y espiritual. Pero en muchas oportunidades solamente atendemos a alguno de estos aspectos. La integración debe involucrar todos los aspectos que atañen a la vida del ser humano, incluso la vida espiritual de la cual depende nuestro destino eterno, y  del cual surgen las fuerzas para nuestra existencia.

 

La  aceptación, inclusión, e integración de la persona con discapacidad es posible cuando conocemos sus necesidades, las cuales son las necesidades básicas de todo ser humano. Se pueden ubicar estas necesidades básicas en dos grandes categorías:

- Relacional. Todos necesitan ser aceptados, incluidos e integrados en la sociedad. Cuando consideramos a las personas con discapacidad, debemos entender que ellos también son seres sociales que necesitan relacionarse con sus semejantes. Solamente necesitan algo más de comprensión y ayuda para satisfacerlas.

- Funcional. En la vida cotidiana de todo ser humano deben observarse las posibilidades de movilidad, comunicación y accesibilidad.

 

  • Grupos de Ayuda

Es apropiado formar o participar de grupos en donde se permita a padres, tutores y familiares, expresar tanto sus frustraciones, su dolor, su pena y su enojo, como también sus alegrías, sus éxitos, y sus victorias. Es aconsejable escuchar con interés y sinceridad, y animarse a compartir los unos con los otros, y recibir orientación de parte de profesionales en el área.

En el caso de familias donde hay hermanos, comprendamos que los hermanos muchas veces tienen necesidades muy profundas, debido a la atención extra y tan especial que su hermano o hermana con discapacidad demanda de los padres. Ellos también necesitan la oportunidad de compartir estos sentimientos.

 

  • La Familia

La familia de la persona con discapacidad es el lugar en dónde el mismo aprende a sentirse aceptado, incluido e integrado. Por ello el trabajo empieza por ayudar a la familia a brindarle su ayuda y comprensión, porque serán ellos los que le transmitirán esta imagen al familiar en discapacidad.

 

Especial función les atañe a los padres. Poco pueden hacer los institutos de estimulación y escuelas de enseñanza especial, si la familia, principal integradora del niño con discapacidad no ha fomentado en el niño la aceptación, la inclusión e integración. Primero es menester educar a los padres, para que los hijos puedan recibir la educación especial que necesitan. Este principio se extiende a todas las áreas en que se pretende involucrar al familiar con discapacidad. Ya sea en el plano de las relaciones interpersonales o en el ámbito de la fe, es muy difícil que la persona con discapacidad valore o procure involucrarse en alguno de estas áreas si observa que su misma familia no lo hace.

 

Las limitaciones no siempre son un obstáculo para la felicidad, y es necesario que aprendamos a vivir esta realidad. La persona con discapacidad puede ser feliz si vivimos con él de una manera natural, y le expresamos nuestro amor de modo incondicional.*

 

 

Cristo Para Todas Las Naciones / extracto y adaptación del folleto Viviendo con la Discapacidad.



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