Una vez un miembro de una iglesia fue cuestionado por su pastor sobre el motivo por el cual se comportaba tan fríamente ante las necesidades materiales de sus hermanos en la fe, por más que tenía condiciones para poder ayudarlos. El miembro respondió: “Pastor, ¿acaso soy responsable por el hermano? ¡Nosotros somos salvos por la fe y no por nuestras obras!”, eso es cierto. Nosotros somos salvos únicamente por la fe en Cristo como nuestro Salvador. Pero, también es cierto que esta fe nos coloca gratuitamente en la familia de Dios, nos convierte en discípulos de Jesús y nos transforma en sal de la tierra y luz del mundo. No solamente representamos, sino que somos la imagen de Dios en la tierra en que vivimos. Debemos pedir la ayuda de Dios para que podamos demostrar nuestra fe con hechos de amor hacia nuestro prójimo.
Oremos: Señor, dame fuerzas y coraje para vivir y testificar mi fe en los lugares donde me llevas. Amén.
Lectura: Lucas 10:33–34
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