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Tu Autoestima detrás de una selfie

Actualizado: 9 abr 2020


Muchos de nosotros utilizamos las redes sociales para seguir de cerca la vida de familiares, amigos y  para estar informados de lo que está ocurriendo en el mundo. No podemos negar que las redes sociales son un excelente medio de comunicación. Pero qué sucede cuando esta curiosidad o interés se va saliendo de control y empezamos a expresar una conducta un tanto obsesiva?



Mucha gente busca satisfacción y aprobación reflejada en un gran número de “Me gusta” en sus fotos. Una buena foto que gustó y recibió muchos likes aumenta la autoestima; sin embargo, después la demanda será mayor y se necesitará una mejor fotografía… posando, mostrando un delicioso almuerzo, un lindo escenario y… ¡listo! Pero luego vendrá otra foto que querrá obtener más aprobación que la anterior. Entonces, allí se da el desafío de hacer una foto más atrevida, ¡la foto ideal! Osada oque, incluso, vaya en contra de principios morales… quizás, enfrentando un peligro, sin importar los riesgos… ¿Hasta dónde seríamos capaces de llegar para obtener un "Like"?


No es la red social la que perjudica nuestras vidas, sino más bien el uso equivocado o enfermizo que podemos llegar a hacer de ella. Compartir una foto en sí no es negativo, si no atenta contra la moral o daña a alguien.


¿CÓMO ESTÁ TU AUTOESTIMA?


Uno de los efectos más profundos de tener una mala opinión de sí mismo, se puede ver en la actitud que desarrolla la persona hacia su propio mundo. Un concepto deficiente de uno mismo distorsiona los mensajes que recibimos de las personas y nuestra manera de interpretar los eventos de la vida. Las personas con una autoestima saludable ven al mundo como un desafío a ser enfrentado, una oportunidad de fortalecer y hacer crecer la confianza personal.


Hay tres necesidades emocionales básicas que son comunes para todos:

  1. Sentirse amado; experimentar una sensación de pertenencia a algún grupo.

  2. Sentirse aceptado; saber que las personas te aceptan como eres.

  3. Sentirse apto; experimentar una convicción de competencia.


Estas necesidades parecen ser fundamentales en toda personalidad y sirven como tres pilares alrededor de los cuales se estructura la información que recibimos desde la niñez y desarrolla nuestra autoestima. El sentimiento de ser amados y aceptados, de valor personal y de suficiencia son los soportes sobre los cuales descansa un concepto saludable de uno mismo. Si alguno de ellos está subdesarrollado o dañado, la opinión entera que se tenga de la propia persona será desequilibrada o inestable.


¿HASTA DÓNDE LLEGAR?


Cuando persigo esa satisfacción o ese afecto, por medio de la cacería de “Likes” o de incrementar mis seguidores sin medir las consecuencias, estoy volviéndome un esclavo de la red social. El desconectarme de mi vida real para vivir una fantasía virtual puede llegar a ponerme en riesgo aceptando como seguidores a personas totalmente desconocidas o, incluso, dejándome influenciar por sus propios valores o comportamientos – aunque sean negativos.


Cuando caemos en el engaño de preocuparnos, demasiado por nuestra imagen en las redes sociales – al punto de crear una especie de «personalidad virtual» – generamos una obsesión que puede llegar a interferir negativamente en nuestra vida y comportamiento. Aunque el “Desorden de Adicción a Internet” no está reconocido aún en el “Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales” (en inglés, “Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders”) – editado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría- hay expertos que la consideran como adicción y/u ofrecen una terapia para tratar esta patología que afecta a todos por igual en nuestro mundo.


EL COMIENZO DE LOS CAMBIOS


Para muchos es común invertir tiempo construyendo una fantasía en la que se sienten los protagonistas centrales, pero al salirse de la red social y desconectarse, se vuelve al hogar real, a verse frente al espejo de la realidad. Este reflejo no es agradable, pues la realidad no es tan divertida, glamorosa o impactante.


Recibir un “Me Gusta” en una red social activa las zonas cerebrales que generan un sentido de bienestar y placer similar a cuando recibimos dinero, comemos chocolate o ganamos un premio. Cuando recibimos pocos “Me Gusta”, se produce lo contrario, efectos negativos o frustrantes, según lo comenta la especialista Lauren Sherman del “Ahmanson-Lovelace Brain Mapping Center”, en los Estados Unidos.

Disfruta cada instante, haciéndote consciente de tus sentidos (la brisa con el tacto, el helado con el gusto, el cielo con la vista, la música con el oído, el perfume con el olfato).

Es difícil al inicio, pero no es imposible recobrar el control de tus decisiones, de tus pensamientos y tus acciones. Te recomiendo buscar el caso de la modelo Essena O´Neil, quien después de varios años construyendo su imagen perfecta en las redes sociales, con miles de seguidores nuevos a diario y generando contratos de mucho dinero, un día se dio cuenta que había estado perdiendo su vida, había dejado de invertir tiempo y afecto en sus relaciones y en oportunidades para disfrutar cada momento simple de la vida. En una decisión radical, grabó un video muy conmovedor y revelador sobre su descubrimiento de la realidad, cerró sus cuentas para entonces empezar a vivir una vida plena y a recuperar el tiempo perdido.


¿Deberías, tú, hacer lo mismo?


Extracto de artículo escrito por Lic. Zuli Crespo - Colaboradora Vivenciar.net / para Vivenciar.net


 

¡QUEREMOS ESCUCHARTE!

 

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