Las personas que viven en grandes ciudades sienten gran paz cuando tienen la oportunidad de entrar en contacto con la naturaleza. Tal vez por causa del contraste entre el aparente silencio con el ruido y la confusión de los grandes centros. Y tú, ¿dónde encuentras paz? Solamente existe una fuente donde podremos encontrar la verdadera paz: Jesucristo. Confiar plenamente en Él nos libera del miedo, y eso nos lleva a la paz que sólo Él puede darnos. Esta fe transforma nuestro corazón de tal manera que seremos cubiertos por una paz que no será pasajera, pues ella durará por toda la eternidad.
Llena Señor, mi corazón de la paz de Cristo, solamente así tendré paz contigo y con mi prójimo. Ayúdame a ser un instrumento de Tu paz donde yo esté. Es lo que te pido en el nombre de Jesús. Amén.
Lectura: Filipenses 4:6-7
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