En el trabajo, en los estudios e, incluso, en casa somos tentados a aplicar la ley del mínimo esfuerzo. Queremos hacer las cosas de la manera más fácil, de la forma que dé menos trabajo. El apuro y los tiempos apretados también son una excusa para que muchos sean descuidados en aquello que hacen. El sabio Salomón, en el libro bíblico de los Proverbios dice: “¿Conoces a alguien que hace bien su trabajo? Pues debes saber que ese es mejor que la mayoría y merece estar en compañía de reyes”. ¡Hacer todo bien hecho!, esa es una receta para el suceso. No importa si el jefe es malo, o si el profesor es exigente. Si trabajamos con amor, el resultado es distinto. Imagínate si Jesús, cuando vino a la tierra para cumplir la tarea de morir por nosotros, hubiera pensado: “Los hombres son malos. No vale la pena morir por ellos”. Sin embargo, Él hizo lo que era necesario hacer, por amor. Y esto le costó la vida a nuestro favor. Haz siempre lo mejor, acuérdate que Dios ve todo lo que haces.
Oremos: Señor Dios, dame ánimo y motivación para que yo cumpla todas mis tareas con alegría y amor en el corazón. Amén.
Lectura: Proverbios 22:29
y recibe Mensajes de Esperanza en tu buzón de correo electrónico.
Descarga la App
Mensajes de Esperanza en Google Play o App Store.
Comentários