Así que ustedes deben mantenerse despiertos, porque no saben cuándo vendrá el señor de la casa, si al caer la tarde, o a la medianoche, o cuando cante el gallo, o al amanecer; no sea que venga cuando menos lo esperen, y los encuentre dormidos. Esto que les digo a ustedes, se lo digo a todos: ¡Manténganse despiertos!
(Marcos 13:35-37)
La escritora de esta devoción nos dice: mis padres me cuentan que desde que era bebé me dormía temprano y me despertaba temprano. Nunca he tenido problemas para dormir. Al contrario, ¡mi problema es quedarme despierta! Hasta en días festivos me vence el sueño, y caigo rendida en el sillón de quien sea que estemos visitando. Mi esposo se muere de vergüenza, pero es que ¡no puedo quedarme despierta!
Entonces leo este texto que nos exhorta a mantenernos despiertos, y entro un poco en pánico. Sin embargo, me tranquiliza recordar dos cosas:
Primero: El texto habla de estar despiertos espiritualmente y no físicamente.
Segundo: Hubo un día en mi vida en que me quedé despierta casi toda la noche, el día antes de mi boda hace 23 años. Estaba tan feliz y emocionada que la alegría y la anticipación no me dejaban dormir.
Algo similar describe la lectura de hoy. No sabemos cuándo llegará Cristo, el señor de la casa, pero debemos estar atentos a su regreso.
El Señor nos ha dado varias formas de permanecer despiertos y preparados. En nuestro bautismo fuimos renacidos en Cristo y recibimos la promesa del Espíritu Santo, quien nos guía y fortalece cada día. Al participar en la Santa Cena nos alimentamos del cuerpo y la sangre de Cristo, recibiendo perdón y renovación. Y en la Palabra de Dios encontramos guía y consuelo para nuestras vidas.
Así como pude quedarme despierta casi toda la noche el día antes de mi boda, así nos mantenemos alertas y preparados para el regreso de Cristo. Y estamos tan felices y emocionados, que la alegría y la anticipación del Espíritu no nos deja dormirnos espiritualmente y alejarnos de nuestro Salvador.
Padre nuestro, gracias por enviar a Jesús para reconciliarnos contigo a través de su muerte y resurrección. Ayúdanos a permanecer despiertos y preparados, confiando en su amor y gracia, mientras esperamos su regreso. Amén.
Para reflexionar:
* Jesús nos ha llamado a estar preparados para su regreso. ¿Qué puedes hacer hoy para estar más alerta y vivir de acuerdo con la urgencia de su venida?
* ¿Cómo te está guiando el Espíritu Santo a través de tu bautismo para permanecer despierto espiritualmente y vivir en anticipación del regreso de Cristo?
Diaconisa Noemí Guerra
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