La mano del Señor vino y se posó sobre mÃ, y en el espÃritu del Señor me llevó hasta un valle que estaba lleno de huesos, y me puso en medio de ese valle. Luego me hizo dar de vueltas y pasar cerca de los huesos, los cuales eran muchÃsimos y bastante secos, y estaban a flor de tierra. Y el Señor me preguntó: «Hijo de hombre, ¿cobrarán vida estos huesos?» Yo le contesté: «Señor y Dios, tú lo sabes.» Entonces el Señor me dijo: «Profetiza sobre estos huesos, y diles: "Huesos secos, oigan la palabra del Señor. Esto es lo que Dios el Señor les dice: 'Huesos, voy a hacer que entre en ustedes el espÃritu, y ustedes volverán a vivir.' Voy a poner tendones en ustedes, y volveré a cubrirlos de carne y de piel; pondré también el espÃritu en ustedes, y volverán a vivir." Asà sabrán que yo soy el Señor.» Yo profeticé, tal y como se me ordenó, y mientras yo profetizaba hubo un ruido y un temblor, y los huesos se juntaron el uno con el otro. Me fijé, y vi que ya tenÃan tendones, y que se cubrÃan de carne, y que se iban revistiendo de piel. Pero aún no habÃa en ellos espÃritu. Entonces el Señor me dijo: «Hijo de hombre, profetiza al espÃritu. Háblale y dile que asà ha dicho Dios el Señor: "EspÃritu, ven de los cuatro vientos y sopla sobre estos huesos muertos, para que cobren vida."» Yo profeticé, tal y como se me ordenó, y el espÃritu entró en ellos y cobraron vida, y se pusieron de pie. Eran un ejército bastante numeroso. Ezequiel 37:1-10
Un valle de huesos secos. ¡Qué imagen más espeluznante! Y, sin embargo, después del año que hemos tenido, podemos relacionarnos con esto, ¿no es as�
Pandemia. Seres queridos fallecidos. Empleos y negocios perdidos. Caos polÃtico. Disturbios raciales. Sentir que la vida ha cambiado y que algunas de las cosas que más extrañamos nunca han de volver.
Huesos secos: desesperanzados, sin vida, silenciosos. Solo existiendo, nada más.
Y luego el Señor interviene y le ordena a Ezequiel que grite a los huesos: "Huesos secos, oigan la palabra del Señor... voy a hacer que entre en ustedes el espÃritu, y ustedes volverán a vivir.... Asà sabrán que yo soy el Señor" (vs 4b, 5, 6b).
Ezequiel obedece: da la palabra de Dios a los huesos. Y asà comienza un traqueteo, mientras los huesos se deslizan juntos por el suelo del valle. Pero hay más. Los tendones, la carne y los órganos, aparecen donde solÃan estar. Piel, cabello y uñas. Y finalmente, el aliento, el aliento de vida que nos hace verdaderamente vivos de nuevo, el EspÃritu Santo de Dios que viene a nosotros y hace que estos huesos secos vivan.
No sé ustedes, pero yo me siento bastante seca. Y no hay nada que pueda hacer al respecto, excepto quedarme aquà y esperar con esperanza al Dios de misericordia. Él sabe dónde están mis huesos secos. Él conoce el estado en el que me encuentro. Y me ha prometido a mÃ, a ti y a todos los que confÃan en Jesús, resucitarnos y darnos vida. Nosotros no podemos hacerlo, pero Él sà puede. Jesús dio su vida por la nuestra, para que esto suceda.
ORACIÓN: ¡Señor, mira mi situación y ayúdame! Amén.
Para reflexionar:
* ¿Qué está sucediendo en tu vida en este momento que podrÃa hacerte sentir como huesos viejos y secos?
* ¿Cómo manejas los momentos de sufrimiento?
Dra. Kari Vo
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