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Grandemente atribulado

Dra. Kari Vo

El ángel entró en donde ella estaba y le dijo: "¡Salve, muy favorecida! El Señor está contigo." Cuando ella escuchó estas palabras, se sorprendió y se preguntaba qué clase de saludo era ése. Lucas 1:28-29


María estaba muy preocupada por el saludo del ángel. ¿Quién no lo estaría? Allí estaba ella, probablemente haciendo su trabajo diario en la casa de su madre: cocinando, limpiando, transportando agua, como cualquier otro día, cuando de repente entra un ángel y le dice: "¡Salve, muy favorecida!"


¿Favorecida? ¿Ella, una niña común y corriente en una insignificante ciudad en las tierras de Galilea? Podría haber estado sosteniendo una escoba o una cuchara de cocina en ese momento. Sabía que no era nadie especial. ¿Favorecida? ¿Marcó el ángel un número equivocado?

Pero de inmediato él se explicó. "El Señor está contigo", dijo. Es como si el ángel dijera: Tú perteneces a Dios y él está complacido contigo. Pronto, Dios estará contigo de una manera completamente nueva, estará como un bebé humano desarrollándose dentro de tu propio cuerpo. ¿Favorecida? ¡Claro que sí!

Nosotros también somos favorecidos, y por la misma razón. No porque seamos alguien especial, sino porque el Señor mismo está con nosotros. Él ha elegido estar con nosotros, convertirse en un bebé y crecer para salvarnos a través de su sufrimiento, muerte y resurrección. Se ha unido a la humanidad para siempre y nunca nos abandonará.

Específicamente, se ha unido a ti, porque eres un hijo bautizado de Dios que confía en Jesús y le perteneces para siempre. Sí, eres favorecido. El Señor del universo ha venido a ti para quedarse contigo.

ORACIÓN: Querido Señor, ayúdame a darme cuenta de que siempre estás conmigo. Acércame a ti con confianza y amor. En el nombre de Jesús. Amén.

 

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