Después el Señor se le apareció a Abrahán en el encinar de Mamre, mientras él estaba sentado a la entrada de su tienda, en el calor del día. Al levantar los ojos vio que allí, junto a él, había tres varones. Al verlos, rápidamente se levantó de la entrada de su tienda para recibirlos. Se postró en tierra, y dijo: «Señor, si en verdad he hallado gracia ante tus ojos, te ruego que no te apartes de este siervo tuyo. Mandaré traer un poco de agua, para que ustedes se laven los pies, y luego podrán descansar debajo de un árbol. Traeré también un bocado de pan, para que recobre fuerzas su corazón, y luego seguirán su camino. ¡Para eso han pasado ustedes cerca de este su siervo!» Y ellos dijeron: «Haz todo tal y como has dicho»... Tomó además mantequilla y leche, y el becerro que había preparado, y poniéndolo ante ellos se quedó a su lado debajo del árbol, mientras ellos comían... Uno de ellos dijo: «Ten por seguro que volveré a ti, y conforme al tiempo de gestación Sara tu mujer tendrá un hijo.» Sara, que estaba a la entrada de la tienda detrás de él, escuchaba todo. Abrahán y Sara eran ya viejos y de edad avanzada, y Sara ya no tenía lo que es costumbre en las mujeres. Por eso Sara se rió consigo misma, y dijo: «¿Después de haber envejecido voy a tener placer, si también mi señor ya está viejo?» Pero el Señor le dijo a Abrahán: «¿Por qué se ríe Sara? Ha dicho: "¿Será cierto que voy a dar a luz siendo ya vieja?" ¿Acaso hay para Dios algo que sea difícil? Génesis 18:1-5, 8, 10-14a
Una de las cosas más molestas del Señor es la maña de decirnos solamente lo más mínimo que debemos saber con anticipación. Un ejemplo son Abrahán y Sara. El pasaje de hoy es como la quinta, tal vez sexta vez que Dios ha prometido darles un hijo. Sara ya entró en la menopausia. Han pasado 25 años desde que Dios les dijo esto por primera vez. ¡Con razón Sara se rió! Es frustrante cuando Dios se niega a darnos explicaciones, cuando nos hace esperar cosas que pensamos que vendrían fácil y rápidamente, o cuando nunca obtenemos esas cosas buenas y Dios no explica por qué. La tentación para mí es tener una rabieta, patalear con mis pies y gritarle a Dios: "¿Por qué haces esto? ¿Por qué no me dices todo ahora mismo?" Creo que Dios está tratando de enseñarme a confiar en Él. Desafortunadamente, la única forma en que aprendo a confiar en Él es cuando estoy caminando en la oscuridad, o algo parecido. Cuando creo que lo tengo todo resuelto, dejo de apoyarme en Dios. Confío en mi propio entendimiento. Y supongo que eso también te pasa a ti. Si te sirve de consuelo, Dios eligió tomar su propia medicina. La propia vida de Jesús fue precaria en extremo. Nació lejos de casa, fue un niño refugiado huyendo de un rey asesino, y luego, como adulto, vivió una vida que dependía de la caridad de los demás para obtener alimento y refugio. Se la pasó cuidando de personas que podrían volverse contra Él en cualquier momento. Y tenía una certeza absoluta por delante: que sufriría y moriría una muerte dolorosa y humillante para salvar al pueblo de Dios. Cuando recuerdo que Jesús hizo todo esto por amor a nosotros, mi corazón frustrado se derrite. Es más fácil para mí confiar en Dios sabiendo cuánto nos ha amado ya, lo suficiente como para morir y resucitar por nosotros. Si Él nos ama tanto, puedo soportar la frustración. ORACIÓN: Querido Señor, cuando estoy preocupada y frustrada por cosas en mi vida que no entiendo, ayúdame a confiar en ti. Amén. Para reflexionar: * ¿Cuál es un área de tu vida en la que desearías que Dios te diera respuestas ahora mismo? * ¿De qué formas te ha ayudado el Espíritu Santo en momentos en los que no sabías qué pasaría o cuándo pasaría? Dra. Kari Vo
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