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El Resentimiento y el Perdón



Existen cosas desagradables para nosotros como seres humanos que no nos gusta tocar ni hablar, y aún ni siquiera recordar. No importa en qué nivel de vida vivamos, de alguna manera llega el momento en que nos vemos envueltos en diferencias fuertes con alguien; y si no arreglamos tal situación con esa persona, entonces estamos en un serio problema que se llama: Resentimiento. El ayer, es para que voltees mejorando tus experiencias, para aprender de los errores. Pero cuando miras al ayer para contaminar el hoy, es simple y sencillamente, resentimiento. El resentimiento no escatima tiempo, se nutre del pasado, a donde va a cargarse de vergüenza, odio, y dolor.


Efectos y consecuencias


Cabe mencionar que el resentimiento se parece mucho con la obscuridad, es una parte del ser humano conocida como: “...obra de la naturaleza pecaminosa” (Gálatas 5:19). Esta obra también tiene otras características cuando piensas que la vida “la trae” contigo. Hasta puedes pensar que Dios es un ser castigador, vengativo y que te agarró de su cliente para que le compres a la fuerza lo que El te ofrece. La obra del resentimiento hace que seas egocéntrico, solamente pensando en ti, y te hace que te creas el centro del mundo; que todo lo que pasa es en beneficio o perjuicio de ti. Nunca puedes pensar en los demás. Cuando hay problemas dices: -¿Qué voy a hacer?- Cuando hay algo que no te gusta y sucede dices: -Me lo hicieron a mí, ahora van a ver, yo también lo voy hacer-.


Para existir, el resentimiento continuamente se alimenta del ayer; viaja al pasado para buscar los hechos dolorosos. Siempre está buscando excusas como: no me toma en cuenta, no me comparó, no me agradeció, es un ingrato, no me valora; en fin, lo que tú quieras. Y eso impide aprender de las experiencias, que es lo único que tenemos para seguir el crecimiento como seres humanos. Una persona resentida JAMAS puede avanzar.


¿Te has metido en el callejón sin salida del pasado y eres víctima del odio y el resentimiento? Resentir es viajar al pasado, pero cuando vives el HOY, el resentimiento no tiene poder sobre ti; podrás encontrar las cosas bellas de la vida. ¿Piensas que no tienes nada? Entonces puedes decir: -“ Estaba triste porque no tenía zapatos, hasta que encontré a un señor que no tenía pies”.


¿Qué es el perdón?


Perdón es la “acción de liberar a alguien de una obligación contigo que es el resultado de una mala acción que te perjudicó”. El perdón entonces, consta de tres elementos esenciales:


1. Una herida

2. Una deuda que resulta de la herida, y

3. La cancelación de dicha deuda.


Cuando una persona no perdona, lo que dice es: “Hasta que yo no sienta que me ha pagado todo el mal que me ha hecho no lo aceptaré”. Entonces podemos ver que el elemento que falta en este caso es la cancelación de la deuda. Generalmente no somos pacientes ni amables con las personas que nos han hecho mal. En el afán de buscar culpables por sus sentimientos no es raro que culpe a Dios, lo que hace que su relación con su Padre Celestial se deteriore en forma creciente.

Esto produce enormes sentimientos de culpa, lo cual hace que se aleje cada vez más de Dios.


Cuando no nos sentimos bien nos acordamos más de los momentos amargos del resentimiento y el dolor causado por alguien que nos hirió o quizás al no llenar nuestras expectativas, nos defraudó.


El perdón nos calma, reconcilia y cura nuestras heridas emocionales y espirituales. Además de esta liberación, el perdón nos capacita para asumir el futuro con esperanza optimismo, valor y una fe renovada. Podemos descubrir esta gran verdad en las palabras de Aquel –Jesús- que es el autor del perdón: “Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores” (San Mateo 6.12).


Perdonar es doloroso, pero es correr hacia la libertad. Es liberarnos porque nos deshacemos de una pesada carga. Es doloroso porque es difícil tener que confrontarnos con nosotros mismos, con Dios y con el prójimo. Recuerda que Dios quiere capacitarte para poder perdonar, de ser sanado y liberado para vivir plenamente. Dios quiere que asumas el papel de la reconciliación sin detenerte a pensar de quién es la culpa. El te dice cómo hacerlo: “... si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que también su Padre que está en el cielo les perdone a ustedes sus pecados” (San Marcos 11:25). “Cuando ofendes a tu enemigo te pones por debajo de él; si tomas venganza eres igual a él; si lo perdonas y olvidas, te colocas en el pedestal de los vencedores”.


El Señor te quiere enseñar cómo empezar una nueva forma de vida. Su mayor deseo es que sepas convertir esos conflictos y problemas, en oportunidades para crecer y lograr la comprensión y la reconciliación. Dios mismo desea tener una constante comunicación contigo, por eso ha dejado Su Palabra. De Él la fuerza para impedir que los errores obstaculicen nuestra relación con los demás. Dios desea crear una nueva relación contigo desde ahora mismo, para que tengas los beneficios de una comunicación más profunda, y puedas crecer.



Extracto del folleto El resentimiento y el perdón (CPTLN).


 

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