Delante de una desgracia algunas personas se acuerdan del proverbio: “No hay bien que siempre dure ni mal que nunca termine”. Este proverbio es solamente una verdad a medias. Dios asegura que existen cosas que son eternas. Y, entre esas cosas eternas, la Biblia resalta: “El amor es eterno” (1 Corintios 13:8). Con fe en Jesús, tenemos este amor divino en nuestro corazón, pero este amor aún no es perfecto, nosotros seguirnos pecadores. ¿Qué podemos hacer para que el amor que es eterno esté siempre presente en nuestra vida? Sigamos buscando la orientación de la Palabra de Dios para una vida de amor. Y siempre que nos equivoquemos podremos contar con el perdón de Jesús que nos da la oportunidad de intentar nuevamente.
Oremos: Padre nuestro, cómo es difícil hacer tu voluntad. Perdónanos y ayúdanos para que el amor que es eterno y que procede de ti se mantenga con nosotros siempre, que el amor esté activo con el realizar buenas acciones. En el nombre de Jesús, quien nos amó primero. Amén.
Lectura: “Hace ya mucho tiempo, el Señor se hizo presente y me dijo: «Yo te amo con amor eterno. Por eso te he prolongado mi misericordia” (Jeremías 31:3).
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