Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios; pero son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que proveyó Cristo Jesús
(Romanos 3:23-24).
Recuerdo la primera vez que leí Romanos 3. Me sentí confundida, no entendía claramente las consecuencias del pecado y lo que la ley de Dios exige. Y ni que hablar de los diez mandamientos: No tendrás otros dioses delante de mí. No tomarás el nombre de tu Dios en vano. Santifica el día de reposo. Honra a tu padre y a tu madre. No matarás. No cometerás adulterio. No robarás. No hablarás falso testimonio contra tu prójimo. No codiciarás la casa de tu prójimo. No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, criada o ganado, ni nada de lo que tenga (ver Deuteronomio 5:7-21). Si fallamos en cumplir uno solo de estos mandamientos somos malditos y condenados a la muerte eterna (Gálatas 3:10). Ahora, Jesús resumió los diez mandamientos en solo dos: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, y a tu prójimo como a ti mismo" (Mateo 22:37a-39b). Lamentablemente, todos fallamos en cumplir la ley de Dios. Sabemos que no hemos amado a Dios ni a nuestro prójimo con todo nuestro corazón. Pero en su infinito amor Dios se encarnó y vino a tomar nuestro lugar y asumir nuestro castigo, cargándolo en su ser y llevándolo a la cruz por nosotros. ¡Qué maravillosa noticia para los pecadores condenados a muerte! ¡Sí, el Unigénito de Dios cargó con todos los pecados de cada ser humano, incluyendo ese pecado tan terrible que nos llena de vergüenza y dolor! Dios le dio la espalda a su propio Hijo para que nosotros podamos ser perdonados. El Padre acepta el sacrificio perfecto de su Hijo amado y le entrega a él todo el poderío. No existe otro nombre bajo el cielo o en la tierra por el cual podamos ser salvos, y esta verdad es nuestra hoy por fe en Cristo Jesús. Padre, gracias por enviar a tu único Hijo a salvarme y, aun sin merecerlo, a darme un lugar en tu mesa. Amén. Para reflexionar: * ¿Tienes algo que pesa en tu corazón y necesitas entregárselo a Dios? * ¿Qué significa para tu vida diaria el saber que has sido justificado gratuitamente? Deac. Rosy Martínez
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