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Coronado de gloria



Me pregunto: ¿Qué es el ser humano, para que en él pienses? ¿Qué es la humanidad, para que la tomes en cuenta? Hiciste al hombre poco menor que un dios, y lo colmaste de gloria y de honra. ¡Lo has hecho señor de las obras de tus manos! ¡todo lo has puesto debajo de sus pies! Salmo 8:4-6


La experiencia de pararse bajo un cielo nocturno despejado con su extensión de estrellas o contemplar un paisaje aparentemente interminable puede hacernos sentir muy, muy pequeños. Tal vez el salmista se sintió pequeño cuando se sentó bajo el dosel de innumerables estrellas o vio las colinas que se extendían en la distancia. Fue movido a preguntarle a Dios: ¿Qué es el ser humano, para que en él pienses?"


¿Qué es el hombre, qué son los seres humanos, para que Dios les preste atención? Dios creó a los seres humanos a su propia imagen, "Hombre y mujer los creó" (Génesis 1:27b). Aunque un poco menores que los seres celestiales, el hombre y la mujer fueron creados para adorar y servir a su Creador. Coronando al pueblo que Él había creado con gloria y honor, Dios los hizo administradores o guardianes del mundo que Él creó. Les dio dominio sobre las obras de sus manos, diciéndoles: «¡Reprodúzcanse, multiplíquense, y llenen la tierra! ¡Domínenla! ¡Sean los señores de los peces del mar, de las aves de los cielos, y de todos los seres que reptan sobre la tierra!» (Génesis 1:28b).


Dios anunció que todo lo que hizo era muy bueno, pero esa creación muy buena fue sumergida en las tinieblas del pecado y de la muerte cuando el primer hombre y la primera mujer se rebelaron contra su Creador y desobedecieron su Palabra. Cada uno de nosotros ha heredado esa inclinación pecaminosa de rebelarse contra Dios y su Palabra. Pecamos a diario contra la voluntad y los caminos de nuestro Señor, sintiéndonos orgullosos e imaginando que somos más de lo que realmente somos. Sin embargo, debido a su amor por el mundo y las personas que Él creó, Dios actuó para restaurar su creación, para traer una vez más la luz a la oscuridad, enviando a su Hijo Jesús, la Luz que alumbra en la oscuridad.


El autor de Hebreos proporciona el significado profético del salmo de hoy. Jesús, el Hijo de Dios, tomó carne humana. Nació en Belén y, por un breve tiempo, fue hecho menor que los ángeles. Por nosotros, Jesús sufrió y murió en la cruz, tomando sobre sí mismo la pena de muerte por nuestros pecados y sufriendo la muerte por todos (ver Hebreos 2:9).


Jesús resucitó de entre los muertos, coronado de gloria y honra. Fue exaltado para reinar a la diestra del Padre, "muy por encima de todo principado, autoridad, poder y señorío, y por encima de todo nombre que se nombra, no sólo en este tiempo, sino también en el venidero" (Efesios 1:21). Nosotros, así de pequeños como somos, hemos sido creados de nuevo por la fe en Jesús y coronados de gloria y honor como pueblo santo de Dios. Estamos llamados a cuidar el mundo que Dios hizo y, así como los seres celestiales, adoramos y servimos con gozo al Dios que nos creó y nos redimió.


ORACIÓN: Señor, acepta mi adoración y humilde servicio en el nombre de Jesús. Amén.


Para reflexionar:

* ¿Por qué Dios en Jesús se convirtió en uno de nosotros? ¿Qué nos dice eso de él?

* ¿De qué forma se le ha dado dominio a la humanidad sobre la obra de las manos de Dios? ¿Qué significa esto para ti?



Dra. Carol Geisler


 

© Copyright 2022 Cristo Para Todas Las Naciones

 

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