La Biblia nos hace una recomendación con respecto al uso de la lengua: “Si alguien se cree religioso pero no le pone freno a su lengua, se engaña a sí mismo, y su religión no sirve para nada” (Santiago 1:26). Necesitamos adquirir y ejercitar nuestro auto dominio para lograr dominar aquel ímpeto de expresar la maldad, las críticas impensadas y comentarios malintencionados. Debemos lograr lo que dicen las Escrituras: “el que quiera amar la vida y gozar de días felices, que refrene su lengua de hablar el mal y sus labios de proferir engaños” (1 Pedro 3:10). Jesús, al morir en la cruz por nosotros, nos mostró su amor y perdón. Ese amor y perdón nos hacen mirar a las personas de manera distinta y nos dan la garantía de la vida eterna.
Oremos: Señor, hazme fuerte en la fe en Jesús y sabio para vivir en rectitud. Dame sabiduría para hablar apropiadamente, sin herir o lastimar. Amén.
Lectura: “El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón produce el bien; pero el que es malo, de su maldad produce el mal, porque de lo que abunda en el corazón habla la boca” (Lucas 6:45).
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