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¿Papá o esposo?

Si te escondes de ellos, se desconciertan; si les retiras su espíritu, mueren y vuelven al polvo. Pero si envías tu espíritu, vuelven a la vida, y así renuevas la faz de la tierra

(Salmo 104:29-30)


La escritora de esta devoción nos dice: ¿Alguna vez te han confundido con otra persona? ¡Es gracioso y a la vez puede ser desconcertante! Recuerdo una vez que la persona con quien yo estaba conversando me preguntó por mi esposo. Ahí estaba él, a mi lado, pero la persona insistía en que estaba buscando a otra persona con la que siempre me veía. Me quedé desconcertada. Resulta que esa persona pensaba que mi papá, con quien trabajo y tengo un podcast, era mi esposo. Nos reímos de eso sin parar.


Eso me hizo pensar en cómo a menudo también confundimos la identidad y el papel del Espíritu Santo en nuestras vidas. Algunos piensan en Él como una especie de fuerza misteriosa o una inspiración difusa, pero en realidad, el Espíritu Santo es Dios mismo, una parte esencial de la Trinidad, y su obra es crucial en nuestra fe y relación con Dios.


En el pasaje de hoy vemos cómo Dios da y sostiene la vida. Su Espíritu es el que crea y renueva a cada generación de seres vivientes. Sin la presencia activa del Espíritu de Dios, todo volvería al polvo. Por lo tanto, el Espíritu Santo cuida de cada vida individual con sabiduría y amor, manteniéndola en sus manos.


Cuando leemos "si retiras tu espíritu, mueren y vuelven al polvo", podemos entender la importancia vital del Espíritu Santo en nuestra vida.


¡El Espíritu Santo es Dios! La Biblia dice que el Espíritu Santo es el Creador del universo, junto con el Padre y el Hijo. Tiene atributos divinos y hace obras divinas. Además, mediante la ley de Dios, el Espíritu nos lleva al arrepentimiento y por medio del evangelio (es decir, los Medios de Gracia) nos lleva a la fe en Cristo.


Entonces, capacitados en nuestro Bautismo, ¡no confundamos al Espíritu Santo!


Padre nuestro, si te escondes de nosotros, nos desconcertamos; si nos retiras tu espíritu, morimos y volvemos al polvo. Pero si envías tu espíritu, volvemos a la vida, y así renuevas la faz de la tierra. Gracias. Amén.


Para reflexionar:


* ¿Qué pasos puedes tomar para no confundir al Espíritu Santo con una fuerza misteriosa o una simple inspiración, sino reconocerlo como Dios mismo en tu vida?


* ¿Cómo puedes compartir la verdad sobre la identidad divina del Espíritu Santo con otros y animarlos a vivir en comunión con Él para experimentar la renovación y la vida que Él ofrece?


Diaconisa Noemí Guerra

 

© Copyright 2024 Cristo Para Todas Las Naciones



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