La reincidencia es un lugar común para aquel que suele ver pornografía. Diversas investigaciones indican altas frecuencias en el acceso a contenidos pornográficos, independientemente de la edad, estado civil, sexo o religión.
Las conexiones digitales sol
o hacen más grandes estos números: no importa cuál sea la red social, herramientas de búsqueda o sitios que frecuentemente utilizas, las chances de toparte con una imagen o video pornográfico, aunque esa no haya sido tu intención, son muy grandes. Por lo tanto, se puede decir que las generaciones recientes son, hasta cierto punto, víctimas de este suceso… al final de cuentas, la cantidad de contenido pornográfico disponible, gratuitamente está a solo un click de distancia y es prácticamente muy difícil de contabilizar o medir (palabra: inconmensurable).
En este contexto, es importante comprender cuales son los impactos que esto puede traer para la sociedad como un todo, y también para los individuos que consumen pornografía o que se relacionan con estos consumidores. Tal vez te sientas culpable por haber “mordido el anzuelo” de la pornografía o conozcas a alguien que se está enfrentando a esta situación. Pero no te desesperes! Vamos a conocer mejor esta temática para aprender a lidiar con ella.
SEGÚN ESTUDIOS Y CIFRAS PUBLICADAS EN INTERNET, ALREDEDOR DEL 30% CONSUME PORNOGRAFÍA.
Quién consume contenido pornográfico, expone su cerebro a descargas hormonales que pueden transformar su comportamiento. Todas las evidencias científicas serías indican que el consumo afecta a la persona y a los que rodean a ella.
¿EL CAMBIO ES POSIBLE?
Cuando estamos inmersos en la culpa u obsesionados en querer satisfacer urgencias sexuales sin pensar en las consecuencias, perdemos la perspectiva y corremos el riesgo de rendirnos ante esta situación. Se desiste de la lucha y nos dejamos llevar por el sentimiento de desazón. Ese riesgo es real y muchas personas lo experimentan. Sin embargo, vale la pena luchar porque hay muchos beneficios en el abandono de esta conducta.
Primero, a medida que se vaya bajando la cantidad de “clicks” en las páginas con contenidos sexuales, significará una baja en la demanda de producción de esos contenidos. Por lo tanto, afecta a dos frentes. Es una forma de lucha contra esta industria violenta que se sustenta de la explotación sexual -principalmente las más perjudicadas, las mujeres y los niños-.
También este cambio, significará un cambio en las relaciones del entorno de la persona y el aumento del interés en las actividades cotidianas. Esto puede parecer un sueño distante en tu realidad, pero ten certeza: este es un camino posible! Es un camino donde no hay atajos, y hace parte del proceso el identificar y eliminar los elementos que detonan el deseo de consumir pornografía, buscando adoptar hábitos más saludables. Sin embargo, es necesario reconocer que estos cambios se darán con el tiempo, tiempo de muchos desafíos personales.
Este camino se recorre mejor si no estamos solos. Uno de los mayores obstáculos a superarse es la vergüenza de admitir nuestras propias dificultades. Sin embargo, contando con el apoyo adecuado, tenemos más chances de identificar lo que solo no lograremos ver. Es bueno tener alguien en quien confiar, con quien podemos ser honestos y que esté dispuesto ayudarnos.
Puede ser que la pornografía no sea algo tan perturbador en tu vida… o quizás, estés viviendo en carne propia las consecuencias de acceder a estos contenidos. De cualquier manera, comprender sus perjuicios es fundamental para que podamos enfrentar la realidad y buscar una vida más saludable, libre de vicios. Sin embargo, como hemos visto antes, no hay fórmulas mágicas para salir de esta situación. Poner en práctica los consejos que te hemos dado pueden ayudarte de manera considerable, pero es importante comprender que el cambio de hábito es parte de un proceso personal que requerirá tiempo.
El hecho de ser consumidor de pornografía puede revelar cuestiones importantes sobre otros aspectos más profundos de tu vida. La culpa, el miedo a ser descubierto, e incluso la frustración de reconocer que la pornografía no es capaz de satisfacer tus más sinceros deseos de relacionarse y afectividad, muestra que esto tiene origen en el corazón. Todos nosotros precisamos ser transformados desde adentro para afuera: cuando nuestro corazón y nuestra mente están bien, entonces nuestras acciones pueden mejorar. Esto nos lleva a una cuestión de vital importancia: como está tu fe?…
Esta pregunta puede darte curiosidad o incluso generar intriga, pero la verdad es que la fe puede tener una influencia muy positiva en tu vida, trayendo una paz totalmente diferente, plena a tu corazón y consecuentemente a tu mente y tu cuerpo.
Extracto de artículo escrito por Miguel Dolny, Teólogo / para Vivenciar.net
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