Más del 50% de la población adulta en las ciudades tiene algún problema de salud mental relacionado con el estrés.
Hay muchas definiciones de estrés, lo que debemos diferenciar es que el estrés es parte de nuestras vidas, pero la condición de estar “estresado” no es una regla general. La condición de estar vivos y el estar en sociedad, ya es un hecho estresante. Debemos entender que el estrés muchas veces puede ser positivo, cuando nos impulsa a concretar nuestras tareas y sueños con esmero. Pero puede ser negativo, cuando el se apodera de nuestras emociones y pensamientos.
Ahora que sabemos que el estrés puede tener su lado positivo y negativo, vamos a clasificarlo. Según estudios hay dos tipos:
Estrés agudo: Funciona a corto plazo. Es el que nos ayuda a controlar las situaciones que significan peligro.
Estrés crónico: Dura por un tiempo prolongado. Lo experimentamos día a día en todo momento. Su causa son los problemas que golpean y no tienen una solución aparente. Es ahí cuando este se hace presente y se convierte en algo invisible. No lo notamos pero ahí está, en silencio. E el cuerpo empieza a dar señales. Palpitaciones, dolor de cabeza constante, ansiedad, falta de sueño, etc.
¿Y EL ESTRÉS LABORAL?
Son las presiones que están asociadas al trabajo. Debemos diferenciar lo que son las “presiones” asociadas con cualquier trabajo y las que exceden a ellas. Una vez diferenciadas podemos ver con mayor detenimiento si realmente estamos viviendo estrés laboral. Un nivel de “presión” aceptable sería lo que nos mantiene atentos y concentrados en las tareas a desempeñar.
Debemos tener en cuenta que las presiones siempre van a estar presentes en los ambientes laborales, pero debemos diferenciarlas y ver adónde nos llevan. ¿Te sientes presionado en tu trabajo?, Crees que esa presión pueda ser negativa para ti? ¿Consideras que estas transitando por una etapa de estrés laboral? Responde a estas preguntas con verdadero o falso y medita en tus respuestas con honestidad:
Me siento incómodo en mi trabajo.
Siento que continuamente me están observando.
Tengo demasiado trabajo.
A mitad de la jornada no puedo más.
No tengo tiempo de almorzar.
Debo avanzar en las tareas.
Si después de todo eso, tienes certeza de que estás pasando una etapa de estrés, te invitamos a que no te quedes con los brazos cruzados. ¡Hoy puedes hacer algo para cambiar tu calidad de vida! Te animamos a que consultes y pidas ayuda.
Extracto de artículo escrito por Lic. Sheila Baptista, Colaboradora del Vivenciar.net / para Vivenciar.net
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