En la actualidad, los avances tecnológicos y científicos son vertiginosos y producen numerosos cambios en todos los ámbitos sociales. A los seres humanos no nos queda más remedio que adaptarnos de manera compulsiva a estos cambios. Pero el desequilibrio que
sentimos entre tener que enfrentar cotidianamente situaciones a resolver -sean o no conflictivas-, y la adaptación a las mismas, nos genera un elevado grado de estrés, que crece aún más cuando nos ponemos a pensar en el futuro.
Los seres humanos vivimos con el objetivo de lograr un futuro mejor. Pero, lamentablemente, desde hace varias décadas en nuestra sociedad se observa, en forma creciente, un desmejoramiento en las funciones o acciones institucionales y
humanas. La lucha diaria, la rutina y la superposición de los acontecimientos, a veces no permiten que reflexionemos sobre los hechos que tienen una incidencia especial en la vida. Sin embargo, es necesario que reflexionemos sobre el presente para poder vivir mejor y para poder vislumbrar un futuro prometedor.
CÓMO CREAR UN MEJOR FUTURO
Para construir un futuro mejor es preciso contemplar detenidamente los distintos fenómenos sociales y económicos, así como sus efectos sobre las personas y la humanidad. Evaluar los fenómenos de la vida cotidiana y, sobre todo, las respuestas que
estamos dando a los mismos, analizando qué valores manejamos y transmitimos en dichas acciones.
En una sociedad materialista como la nuestra lo más importante es el dinero, alrededor del cual gira todo lo demás. Surge de este modo la ecuación tiempo = dinero. Las consecuencias de esta concepción, tiempo = dinero, se revelan de una manera implacable al final de la vida. Muchas personas trabajan sin cesar por un dinero que al final no podrán gastar y que tampoco podrán llevarse consigo ni a la tumba ni al más allá, y no son conscientes de ello, o lo son cuando ya es demasiado tarde. Si queremos salir del círculo vicioso y aprovechar nuestra oportunidad de ser felices. Para hacer realidad la felicidad es necesario un cambio desde el nivel de la pura cantidad al de la calidad. Calidad del tiempo, del dinero, del espacio, de todas las cosas y experiencias.
Muchas personas creen en el fatalismo y la predestinación, que dice que estamos atados por las circunstancias y las fuerzas externas. Sin embargo, esas enseñanzas y creencias son totalmente opuestas a lo que Dios enseña en la Biblia. Es cierto que somos responsables de nuestras acciones, y por tanto tenemos que enfrentar las consecuencias de nuestros hechos. Pero también es cierto que, en Cristo, Dios nos da la posibilidad de comenzar de nuevo.
Dice la Biblia: "Los planes son del hombre; la palabra final la tiene el Señor... Pon tus actos en las manos del Señor y tus planes se realizarán" Proverbios 16:1-3. Este pasaje de la Biblia enseña que hay que tener planes, proponerse metas y objetivos. Cuando se tienen metas, las palabras y las acciones son consistentes, consecuentes.
Pero hay que diferenciar metas de sueños. Las metas, para cumplirse, necesitan ser específicas, concretas y realistas. Para esto es bueno tomarse el tiempo de pensar y escribir las metas que se quieren alcanzar. Cuando se pasa una idea a una frase escrita, hay un proceso de razonamiento que ayuda a definir qué es lo que realmente se quiere y se puede realizar. Si las metas no son realistas, surgen sentimientos de frustración, minusvalía, y desesperanza. Otra cosa importante es que las metas sean propias, no creadas por el entorno, o los mensajes publicitarios.
Desde siempre los seres humanos hemos estado preocupados por el futuro. En ocasiones por el futuro inmediato, como solucionar un problema familiar, o concretar un proyecto que tenemos en mente. Otras veces preocupados por el futuro a mediano o largo plazo, como por ejemplo el futuro de nuestro país o el de nuestros hijos.
Es tiempo de pensar y actuar para construir un futuro diferente, mejor al que la apatía y la desesperanza general nos invita a imaginar. Creer en Dios permite pensar y actuar diferente, brindándonos la oportunidad de construir otros caminos para descubrir nuevos
destinos. Pensar diferente es cambiar de modelo para explicarnos y explicar las relaciones y las situaciones sociales de una manera realista y positiva.
Vivimos en un tiempo complejo en el que ni siquiera los grandes avances de la ciencia y de la tecnología pueden darnos las respuestas que buscamos. Un tiempo agudo en el que Dios nos invita a planificar situaciones nuevas, diseñando y operando las estrategias en el presente para llegar a futuros que, además de deseables, sean factibles, y acordes a Su voluntad.
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Texto original The Future / © 2006 CPTLN Todos los derechos reservados.
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