Uno de los grandes problemas que encontramos en nuestras amistades es que cuando una persona se muestra muy amiga, nosotros luego nos preguntamos: “¿Qué será que quiere de mi?” Muchas de las amistades tienen segundas intenciones, pues solamente quieren fortalecerse de alguna cosa. En su egoísmo, las personas buscan sacar ventajas unas de las otras. Son muchas las veces que nos desilusionamos, viendo un amigo alejarse después de que ya no puede sacar provecho de uno. Esta situación solamente mejorará cuando nosotros y nuestros amigos hayamos experimentado una renovación en nuestros corazones. Al momento que nosotros experimentamos el amor de Dios en nuestras vidas, recibimos de Él fuerzas para amar. Esta fuerza viene de la fe en Jesús. Él, nuestro mejor amigo, dio su vida por nosotros, nada quiso a cambio, lo hizo porque nos ama. Él es la ayuda que tú y tus amigos necesitan.
Oremos: Señor Dios, renueva mi corazón para que yo deje de lado mi egoísmo y aprenda a amar y a servir a los que viven a mí alrededor. Amén.
Lectura: “Todo lo que hagáis, hacedlo de buena gana, como si estuvierais sirviendo al Señor y no a los hombres” (Colosenses 3:23).
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