Sean prudentes y manténganse atentos, porque su enemigo es el diablo, y él anda como un león rugiente, buscando a quien devorar
(1 Pedro 5:8)
A mí no me gusta la idea de tener enemigos. Trato de llevarme bien con todos. Prefiero vivir en paz, sin amenazas que perturben mi tranquilidad. A veces lo logro y a veces no. Pero, la realidad para cada cristiano es que tenemos un enemigo acérrimo: el diablo. Él está constantemente buscando maneras de alejarnos de Dios y destruir nuestra fe y a nosotros.
Pedro nos advierte sobre este enemigo, describiéndolo como un león rugiente. Este es un recordatorio serio de la amenaza que enfrentamos. Pero ¡Jesús ha vencido al diablo! Él es nuestro amigo acérrimo. Su triunfo en la Cruz no solo derrotó al diablo, sino que también nos dio la victoria.
Cuando oramos "hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo" en la tercera petición del Padre nuestro sabemos que la buena y misericordiosa voluntad de Dios se hace, en verdad, sin nuestra oración; pero rogamos con esta petición que se haga también entre nosotros.
Pedimos que Dios, en línea con su voluntad, nunca permita que Satanás, el mundo ni nuestra carne pecaminosa nos alejen de su nombre ni de la fe en él. Estamos pidiendo que su voluntad de protección y liberación se manifieste en nuestras vidas con la seguridad que encontramos en la voluntad de Dios, hecha posible por Cristo.
Y los medios de gracia--la Palabra, el Bautismo y la Santa Cena--son los dones que Cristo nos ofrece para mantenernos firmes. No solo nos ayudan a resistir al diablo, sino que nos recuerdan continuamente la victoria de Jesús sobre él. Cada vez que recibimos estos medios, Dios reafirma nuestra confianza en la obra redentora de Cristo.
Y cuando fallamos, Él nos perdona y nos capacita para seguir adelante.
Así que, sigamos orando "hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo" recordando que Jesús ha vencido al león rugiente y nos da la fortaleza para seguir.
Padre nuestro, que estás en los cielos, hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. Amén.
Para reflexionar:
* ¿Cómo puedes recordar la victoria de Cristo sobre el león rugiente en tu vida diaria y confiar en su protección en momentos de tentación?
* ¿De qué manera los medios de gracia-la Palabra, el Bautismo y la Santa Cena-te ayudan a mantenerte firme y a vivir en la seguridad de la victoria de Jesús?
Diaconisa Noemí Guerra
© Copyright 2024 Cristo Para Todas Las Naciones
¿Esta reflexión ha hablado a tu corazón?
y recibe más reflexiones como ésta cada semana
en tu buzón de correo electrónico.
Comments