eBOOK DEL MES
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MISIÓN
VIDA DIARIA
CRECER
Mi Vida Espiritual
Las promesas pueden ser para nosotros motivo de regocijo. Hacen que el futuro parezca más brillante. Nos dan una razón para vivir.
Pero las promesas también nos decepcionan, por la simple razón de que la gente no siempre las cumple. ¿Quién de nosostros no ha experimentado la amargura de una promesa rota y de firma sin valor? Esto es bastante común, ¿verdad? Y somos nosotros mismos los que a menudo incumplimos la palabra dada y nos excusamos diciendo, "las promesas se hicieron para ser rotas".
Vivimos en un mundo en el que muchas cosas son inciertas. ¡Como ansiamos alguna estabilidad! ¡Como deseamos recibir algunas promesas sólidas que verdaderamente merezca nuestra atención y confianza!
Sin embargo, no hemos sido dejados sin promesas y esperanzas. Por el contrario, Dios nos ha hecho muchas invalorables promesas. Los ofrecimientos de Dios no son vagas expresiones de buena voluntad. Son declaraciones muy claras de su amor por usted y por nosotros. Las promesas de Dios no son parloteos espirituales que nos pronostican cierta brumosa felicidad futura. Más bien están basadas en hechos históricos, en los que Dios ha hecho promesas a lo largo de la historia para ganar nuestro amor y nuestra confianza.
Vivimos en un mundo donde Dios ha firmado Su nombre con tinta indeleble sobre la cruz de Su Hijo Jesucristo. Vivimos en un mundo donde Dios está total y claramente comprometido con nosotros.
¿Puede creer eso? Encuentra en los siguientes recursos un sinnúmero de oportunidades para conocer aún más sobre el maravilloso amor de Dios, la transformación que puede hacer en tu vida y nuestras puertas abiertas a acompañarte en este camino.
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