Cristo para Todas Las Naciones
28 de oct de 20192 min.
Actualizado: 27 de ene de 2020
Un estudio realizado en la Universidad de Piura -Perú- en el año 2013 afirma que la mayoría de personas – 70% – involucradas en la investigación, tienen relaciones interpersonales frágiles: amigos, parejas o colegas donde se entablan vínculos de corta duración. En su mayoría los datos más relevantes obtenidos pertenecían a edades jóvenes, entre los 20- 30 años. Esta fragilidad de los vínculos se caracterizaba por tratarse de relaciones con poco diálogo y poco conocimiento mutuo.
Otro factor analizado por varias investigaciones es el uso de los smartphones, tablets y laptops que muchas veces son indispensables para el trabajo o el estudio. Estos dispositivos hacen que los usuarios vayan perdiendo poco a poco el trato directo con las personas y las habilidades para comunicarse espontáneamente; se pierde lo que se conoce como el vínculo “cara a cara”.
Cuando los miembros de una familia no tienen una buena comunicación parece que nada funciona. Una familia que no se comunica enfrenta desencuentros en la rutina, en los horarios y principalmente en los objetivos en común. Un padre que no se entiende con la madre, hijos que no saben a quién prestar atención e, incluso, dudan en quién confiar, son situaciones reales y frecuentes. Si el padre y la madre no están en sintonía con sus objetivos, sus metas, la crianza de los hijos y tantos otros asuntos relativos a la convivencia, este grupo puede llegar a entrar en crisis y desfragmentarse. Por esto, una buena comunicación entre los miembros de la familia hace que todos trabajen para un mismo objetivo, un desarrollo en común. Asumir tareas, roles y responsabilidades implica, primeramente, una conversación clara de hacia donde quieren ir como familia unida, con un propósito.
Cuando tenemos dificultad para comunicarnos parece ser difícil crear vínculos con los amigos o las personas cercanas. Incluso, hacer nuevas amistades es un problema. Podemos terminar aislándonos de nuestros colegas de estudio o trabajo por estas actitudes y acostumbrarnos a ello. Esta actitud puede verse como desinterés al otro. Sin darnos cuenta estamos solos y parece que nadie se interesa demasiado por nosotros.
Reconocer que tenemos dificultad para comunicarnos es el primer paso, abrirnos a la posibilidad de generar espacios para el diálogo, simplemente haciendo preguntas triviales y oportunizando la respuesta del otro, es una forma de disponernos a conversar y a mostrarnos interesados. Quizás, al principio, sea difícil pero lograr una buena comunicación es algo que se desarrolla con el hábito, la práctica y fundamentalmente la actitud. Somos seres sociales y comunicativos por naturaleza.
La comunicación es un proceso de dos vías. Usted puede estar dispuesto a transmitir un mensaje, pero éste no se comunicará hasta que la otra persona esté recibiendo ese mensaje. Busque el tiempo correcto, el ambiente adecuado y vea si la persona está en condiciones de recibir lo que usted quiere comunicar.
Extracto de artículo escrito por Lic. Sheila Baptista – Colaboradora Vivenciar.net / para Vivenciar.net
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